martes, 8 de mayo de 2012

ABC, el techo del mundo

 
Buenos días!

Son las 4h de la mañana, casi no he pegado ojo en toda la noche, pues el frío no me dejaba dormir. Cuando he conseguido calentar un trocito de la cama, mi mala costumbre de moverme durmiendo me despertaba al tocar una zona de la cama sin calentar. La mejor manera de entrar en calor es andar, así que allá voy. Me visto, y voy al comedor para que me preparen un fuerte desayuno, lo voy a necesitar. A estas alturas y con el frío que hace supongo que entenderéis que ningún valiente se atreve a darse una ducha. Hoy yo no pienso ni lavarme la cara, por lo menos por el momento, cuando salga el sol ya veremos.

Después del desayuno y de hacer la maleta con toda la ropa que aún después de pasar la noche tendida por toda la habitación sigue empapada, empiezo a anda a las 5.30h de la mañana. Es hora de entrar en calor. Al ser el primero en ascender al ABC, descubro que después de la nevada, el camino ha quedado totalmente cubierto por la nieve. Así que tendré que hacer uso de la orientación. Ésta me falla y tomo el camino equivocado. Por no querer retroceder intento cruzar entre la nieve hasta recuperar el camino correcto. Mal hecho. En mi intento de cruzar caigo en un falso suelo de nieve, y me hundo por encima de las rodillas. Mi palo de caminar se ha doblado en forma de L. Estoy enterrado, no se que hacer. Por suerte hay una gran roca cerca. Me arrastro por la nieve hasta alcanzarla, y consigo apoyarme en ella para salir del pozo. Enderezo como puedo el palo, pero a partir de ahora tendré que apoyarme con cuidado, pues el metal del palo se ha debilitado.

Una vez recuperado el camino correcto sigo con la ascención. Tengo que ir clavando las botas en la nieve para no resvalar en las inclinadas pendientes. Después de unos treinta minutos el sol empieza a salir. Es un gran alivio para mi, pues se me estña congelando la cara. Casi no me siento la nariz. Además el sol empieza a brillar en los picos más altos, empezando por el Machhapuchhre y siguiendo más tarde por los Annapurnas. Ver los picos deslumbrando sobre el color blanco de sus nieves, con los primeros rayos de sol, es algo que no tiene precio. Así que durante el ascenso paro a hacer fotos. Intento beber agua, pero está helada. El sol empieza a calentar mi cuerpo, y con la dureza del ascenso empiezo a sudar. El frío yano es un problema para mi,

Después de dos horas de dura subida, alcanzo el Annapurna Base Camp. Una gran alegría invade mi cuerpo, lo he conseguido. Me encuentro rodeado de los gigantes picos de los Himalaya, el cielo está totalmente despejado y el sol brilla con fuerza. No se como describir lo que se siente al estar rodeado de las montañas más altas del mundo, pero se que ha sido maravilloso. Al subir a la zona de refugios me encuentro a Gibson tomando su desayuno, así que decido tomar mi segundo desayuno con él, pues la subida me ha dejado hambriento. Es el mejor síntoma que puedo tener, pues el mal de altura quita el hambre. Estoy a 4.130 metros de altura, rodeado de montañas de entre 7.000 y 8.000 metros, y mi cuerpo se siente de maravilla. Pongo mi ropa a secar al sol, y ahora lo que toca es disfrutar. Gibson y yo nos hacemos fotos haciendo el payaso, mientras visitamos el campamento base. Entre otras cosas, encontramos un templo budista, donde la gente que consigue alcanzar el ABC deja sus ofrendas, entre ellas fotos, banderas, etc... Y al lado del templo, un gigante y profundo acantilado entre las montañas, el hueco de lo que había sido un inmenso glaciar, a dia de hoy derretido. Además de Gibson, he conocido a tres chicas en el ABC, dos de ellas de Asutralia y otra de Finlandia, que habían subido esa misma mañana.

Después de pasar 3 horas de buena compañia, risas, fotos y un buen rato, decido que es hora de bajar. No quiero volver a pasar otra noche gélida como la pasada. Así que cuanto más baje, mejor dormiré. Como mínimo quiero llegar a la aldea de Bamboo. Allí nos vemos. Un beso a todos.

NOTA: Cada experiencia de éste viaje me ha enseñado algo. Al alcanzar el ABC he aprendido algo muy importante que me servirá para el futuro y que quiero compartir con vosotros por si a alguien pudiera servir. Durante el ascenso me he encontrado con muchas dificultades en las que mi mente me decía "Vuelve, no lo vas a conseguir". Pero no ha sido mi mente la que me ha hecho llegar hoy aquí, ha sido mi corazón. La mente está condicionada por nuestro aprendizaje, experiencias pasadas y presión social. Vivimos en un mundo en el que se nos ha enseñado a través del miedo. Si en los momentos díficiles somos capaces de callar a la mente y hacer caso a lo que nos dice el corazón, todo se puede conseguir, nada será impoible, no habrá límites para nuestros destinos. Intentadlo amigos, sea cual sea vuestro momento díficil, olvidaos de lo que habéis aprendido hasta ahora, haced callar esa voz que os dice "Tú no puedes" y enfrentaos a lo que teneis delante si el corazón os dice que teneis que llegar a buen puerto. La mente siempre os engañará, os traicionará, porque por desgracia, nadie es dueño de su mente, pero sí de su corazón. Buena suerte a todos los que tengáis una montaña que ascender en vuestras vidas, es decir, ¡buena suerte a todos!


 

 


 

 








2 comentarios:

  1. uf!! Increibles vistas, increible experiencia, increible autor e increible valentia ;)! no hay palabras... un besazo Carlos!!!

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  2. buahhhhh flipando estoy todo impresionante lo leo y me emociono y las fotos ayudan jajajajaja(con dos cojones charly jajaja)Nos vemos pronto y nos cuentaas jajaja

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