lunes, 4 de marzo de 2013

Namaste Maria


 Hola a todos!

Hoy hemos pasado el día paseando por Delhi, disfrutando de sus bulliciosas y ruidosas calles. Pero con el atardecer empieza a llegar el momento de preparar la despedida, pues Maria tomará esta noche el vuelo que la hará regresar a la realidad. Hemos comprado una maleta extra para poder transportar todos aquellos recuerdos y regalos que hemos comprado por el camino. Ahora toca preparar el equipaje, una buena ducha e ir tirando hacia el aeropuerto.

Cargados con el equipaje de Maria cruzamos el barrio de Pahar Ganj donde hemos estado alojados estos ultimos días. Atravesamos de vuelta la enorme estación de tren de New Delhi y bajamos en la estación de metro más cercana. Justamente en esta estación hay un metro que comunica Nueva Delhi con el aeropuerto, así que el transporte va a ser comodo y directo. Este metro no tiene nada que ver con los metros de Delhi, pues está extremadamente limpio, nuevo y es lujoso alí donde se mire. El precio también es mucho más elevado que cualquier transporte en India. Se nota que es un metro destinado a personas que van a tomar un avión, por lo que todo esta encarecido y embellecido.
 
Después de algo más de media hora llegamos al aeropuerto internacional Indira Gandhi. Al intentar entrar por una de las puertas de acceso del aeropuerto surgió el primer inconveniente, sin tique de vuelo no se puede entrar al aeropuerto. Todavía faltaban más de cuatro horas para que el avión que tomará Maria despegase, y en la calle hacía frio para esperar. Además, María no habla Hindi, ni Inglés, y esperaba haber podido entrar para ayudarla en la facturación de equipaje. Nos enviaron a un lugar que es como un centro de ayuda a los pasajeros. Les expliqué la situación y me dijeron que lo máximo que podían hacer era contactar con la aerolínea para que se hicieran responsables de Maria una vez entrase en el aeropuerto. Aún y así la ayudante que vino a buscarla tampoco sabía español, pero por lo menos alguien sabia que Maria viajaba a España y la acompañarían hasta la puerta de embarque.
 
Como todavía faltaban unas horas parea que el vuelo partiese, estuvimos esperando sentados en el suelo de la sala de espera de la sección de ayuda al pasajero. Maria insistía en que me fuese a dormir, pero yo quería pasar este último momento a su lado, pues sabía que una vez que volviera a España, tardaría meses en volver a verla. Sobre las dos de la madrugada una azafata de la aerolínea vino a buscarla, y tuvimos que despedirnos rápidamente. Desde el exterior del aeropuerto seguía  Maria y a su ayudante a través de los cristales, hasta que las perdí de vista cerca de su ventana de facturación. En ese momento sentí el vacío de la despedida, una mezcla entre pena y alegría que es difícil de explicar. Por un lado estaba muy alegre de haber disfrutado del país que un día me enamoró, acompañado de la mejor compañía que jamás podría tener, mi madre. Me he puesto a recordar los buenos momentos que hemos vivido en estas dos semanas, y creo que ha sido insuperable. Han sido dos semanas llenas de emociones, de experiencias, de descubrir y redescubrir... Además, he visto a mi madre más feliz que nunca, alegre jugando con los niños de India, orgullosa por haber sabido defenderse sola en este incómodo país, curiosa por conocer sobre cultura y religión, y aplicada aprendiendo sus cuatro pinceladas de inglés para poder defenderse y regatear duro con los comerciantes. Su viaje a la India no solo ha sorprendido a familiares y amigos, sinó que también me ha impresionado su rápida adaptación tanto al país como a la forma de viajar al estilo mochilero. Ha aguantado los vómitos y diarreas de la comida india, las migrañas provocadas por la fuerte contaminación acústica, el cansancio de viajar con más de diez kilos a la espalda, y la incomodidad de dormir en camas duras como piedras y en trenes que se caían a pedazos. María, conocida como una mujer escrupulosa, le ha plantado cara a la basura de la calle, a los olores que provocan los animales sueltos, y a la falta de higiene tanto en baños, cocinas y habitaciones. Por todo esto, y la alegria y espíritu de superación con los que ha vivido Maria este viaje, no solo ha soprendido a familia y amigos, no solo me ha sorprendido a mi, sino que ella misma ha medido los límites de su paciencia, tolerancia, respeto y adaptabilidad a las condiciones de uno de los países más exóticos del mundo,
 
Por otro parte, mientras seguía a María a través del cristal he sentido un poco de trsiteza, por pensar en lo corto que se nos ha hecho estas dos semanas viajando juntos y en la vuelta de Maria a la realidad. Aunque no ha parado ni un solo segundo de echar de menos su família, su tierra y su vida, se le nota que dos semanas no han sido suficiente para poder disfrutar la India en todo su esplendor. Aunque se va contenta por haber superado el periodo de adaptación y salir enamorada de este hermoso país, a los dos nos hubiera gustado tener más tiempo para conocer y disfrutar la India juntos. Por otro lado, me alegra saber que ella está contenta de haber disfrutado la India conmigo al estilo mochilero, pues de otro modo la experiencia hubiera sido muy diferente.

Cuando dejé de ver a Maria a través de los cristales me di cuenta que era hora de volver a mi realidad, India me volvía a abrir los brazos para darme la hospitalidad que recibí en mi primer viaje. Ahora volvía a estar solo, y me esperaban un sinfín de aventuras en los siguientes meses. Todavía no tengo un plan seguro de lo que voy a hacer, pues una de las cosas más bonitas que he aprendido es a no tener planes y dejar que el corazón te lleve por las aventuras más atrevidas. Lo que si tengo claro es que yo volví a India por un objetivo, visitar el festival más grande del mundo, el Kumbh Mela, y que en menos de treinta horas salía el tren que me llevaría hasta Allahabad, la ciudad donde se celebra el festival.
 
Tomé el bus hasta la estación de Nueva Delhi, volví a entrar en Pahar Ganj para llegar a mi hotel. Las calles estaban desiertas, solo había perros sarnosos, algunos conductores de Rickshaw y algunos sin techo cobijandose del frío. Al llegar al hotel estuve entretenido antes de ir a dormir, pues un gracioso visitante había sustituido a María y estaba sobre la mesita de noche devorando una galletas que habíamos dejado allí. Era un gracioso rantoncillo al que me costó convencer de que debía marcharse por el agujerito del que había salido. Al estilo Hansel y Gretel, le hice un caminito de galletitas y el solo se fue. Esa noche me fui a dormir con una sonrisa, imaginando que habíamos estado durmiendo con el durante tres noches y que por suerte Maria no se había enterado. Ahora ya puedes decir esa frase de..."Y dormí con ratas".

Y antes de despedir este post, me gustaría publicar un mensaje que recibió La Mochila Asiática en el que Maria ha respuesto a las peticiones de algunos lectores, que pedían una opcinión sobre como había vivido Maria la India. A mi me ha hecho llorar, a ver si a vosotros os gusta tanto como a mí. 

"Gracias Mama por estas dos semanas inolvidables. Te quiero"




Bueno...despues de 3 semanas de mi regreso a España y como Carlos me ha contado que algunos seguidores de la mochila asiática le han pedido que cuente un poco como me ha ido mi experiencia vivida junto a la Mochila asiática en India, pues allá voy... Como cuenta la mochila mi decisión sobre el viaje fué algo dificil, pues aunque fueran solo 15 dias, pero me dejaba en España deberes cotidianos, mis perritos, mi familia y amigos más allegados y sobre todo de quién mas me costó separarme fué de la persona que lleva pegada a mi tantisímo tiempo (35 años), a la que tanto quiero y del que no sabemos estar separados el uno del otro, bueno...como dice Carlos ¡¡SOIS UN PACK!!!! esa persona es Miguelón. La decisión fué saliendo poco a poco...un dia me pongo las vacunas por si acaso...otro dia me hago el visado por si acaso... otro dia me compro mi almohadita mi saco de dormir, mi manta polar y mi mochila...y sin darme cuenta me encontré con los billetes de avión en la mano, ya no podía echarme atrás...Después de casi 14 horas de viaje llegamos a Delhi, cuando salímos del aeropuerto hubo un momento que me faltó la respiración por tanta contaminación y mal olor que desprendía el ambiente (hasta unos días mas tarde no supe a que ese mal olor es de la cantidad de basuras que queman a lo largo de toda la noche por toda la India) una vez superado el momento, empezaba la aventura!!! La segunda mala sensación fué al subirme en el tren mencionado en el primer post de la mochila, aunque yo iba bastante mentalizada de lo que me podría encontrar por lo que me había contado Carlos, pero hasta que no te encuentras In situ no puedes imaginarte como puede ser...asi que cuando me subí en el tren despues de muchos empujones, codazos y más... se me cayó la moral por los suelos cuando vi el tren por dentro pensé:¡¡María!!!...donde te has metido????me dieron ganas de llorar, no lo hice para que Carlos no se diera cuenta de mi situación, asi que me metí en mi saco de dormir y me estiré en la butaca del tren, alli empecé a reaccionar y me di valor a mi misma, volvi a mentalizarme y dió resultado...pues despues de media hora de dormir un poco, me desperté con otra mentalidad, y ahí es donde empecé a adaptarme al pais y disfrutar de mi experiencia...Empezé a ver como Carlos se defiende en un país que como turista no te dá muchas facilidades para poder vivir economicamente y tenía que regatear siempre...vi tambien la amabilidad, simpatía, familiaridad y generosidad de sus gentes...empecé a probar sus comidas aunque a mi no me sentaran muy bien...gracias a Carlos que me iba explicando, aprendí sus costumbres, su cultura y supe de sus vidas cotidianas...disfruté de sus paisajes...Ahora entiendo de que se ha enamorado mi hijo!!! porque a mi me ha pasado lo mismo!!! ademas la confianza que me han dado sus gentes, ahora sé que mi hijo está seguro entre ellos...sé que nadie le va a hacer ningún daño, porque son gente maravillosa...y mi hijo se mueve por la India como si como de su casa se tratara, cuando explico a la gente que me pregunta la suciedad, pobreza y misería que hay allí, me preguntan : entonces que es lo bonito de la India??? yo les contesto: no lo sé..creo que es un contraste de todo...de la gente...de ver que con casi nada son felices...que bueno...no lo puedo explicar... La India tiene un embrujo inexplicable!!!solo deciros que cuando tengais la ocasión, no os perdais la experiencia tan maravillosa de ir...YO PIENSO VOLVER!!!! tenedlo claro...ya puede pasar uno, dos,tres o muchos años...pero sé que volveré!!!
P.D. ¡¡¡ GRACIAS MI NIÑO, POR DARME LA OPORTUNIDAD DE PODER ACOMPAÑARTE, VIVIR ESTA EXPERIENCIA TAN BONITA Y REALIZAR UN SUEÑO QUE TENÍA HACIA MUCHOS AÑOS!!!!! TE QUIERO!!!!!























2 comentarios:

  1. Ostras Carlos!!!! si mi comentario te hizo llorar, te has desquitado con el tuyo...leyéndolo no he podido evitarlo y también he llorado porque me doy cuenta que no son palabras falsas sinó todo lo contrario, son palabras que descifran e identifican toda la realidad de lo que hemos pasado y sentido los dos juntos en estos quince dias. Ahhhhh...menos mal que no me di cuenta de que teníamos un acompañante durante los tres dias del hotel en Delhi, pero fijate...hoy creo que hasta eso lo hubiera superado y me hubiera unido a ti, para hacerle el caminito hasta su vuelta a casa, jajajaja....
    Muchos besos cariño!!!!
    Sigue tu camino...y sé feliz.

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  2. Hace menos de un mes Carlos y yo visitamos la India, su segunda casa y mi primer viaje a un mundo diferente. Aún recuerdo los primeros momentos en pisar el país, el primer contacto, el horrible bochorno en Mumbai. De ahí cogimos un avión a Jaipur, donde empezó todo.
    Como no… tuve el ‘xoc cultural’ en el primer contacto, desde el aeropuerto hasta la estación de autobuses donde nos llevarían a Pushkar, muchas lágrimas se me cayeron al ver la insumable pobreza, la suciedad en las calles, ver como niños junto a unos cerditos buscaban entre los escombros… me derrumbé. Entonces Carlos me preguntó ‘¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?’ y le dije ‘Todo esto, esos niños…’, me respondió ‘No te preocupes, son más felices que tu’, no logré entender la respuesta pero me tranquilizó.
    Quince días fueron pocos pero pudimos visitar muchos lugares y disfrutar de muy buenos momentos con gente de allí, era curioso porque a veces íbamos por la calle directos a un sitio y no llegábamos, algún indio nos paraba para hablar con nosotros, invitarnos a un chai, simplemente mantener una conversación con nosotros, alucinaba… Carlos me decía: ‘Esto es India’.
    Visitamos Pushkar (enamorada de su gente, ¡¡menudos fiesteros!!), Udaipur (enamorada de su lago y de su puesta de sol), Jodhpur (enamorada de sus casas azules y el encanto de sus mercados), Jaisalmer (enamorada de sus calles y ‘tranquilidad’), Delhi (no tan enamorada, ¡es un caos!) y Agra (enamorada de la ternura de aquellos niños). Me pasaría horas hablando de la India, su cultura, su religión, sus costumbres, su humanidad, su don de enamorar, aunque mucho me falta por aprender. Carlos me advirtió que me engancharía y así ha sido. Tenía en mente un destino para el próximo viaje que nada se asemejaba a la India, pero aún no había vuelto a España que quería volver. Eso si, fue una locura de aviones, trenes y buses, pero sobretodo fue divertido.
    Mi gran suerte ha sido viajar contigo Carlos, sin ti no hubiera sido posible, no hubiera accedido a según que mercados, no hubiera ido al cine con Jitu, no hubiera ido a tomar cerveza a casa de Mohito, no hubiera jugado con niños, no me hubiera subido en un camión con un montón de indios hacia un paradero desconocido, ni montado en un coche de un musulmán, etc…
    Muy divertido, muchísimo, es por eso que siempre te estaré agradecida de haber compartido esta experiencia conmigo, de haberme enseñado tantas cosas, explicado sus tradiciones, su religión, su vida diaria, sus costumbres, etc… Eso si, los últimos días me agobié un poco, la locura de Delhi me estresó ¿y a quién no?
    Cuando volví a casa tuve una sensación muy extraña, abrí la puerta, entré y me quedé embobada mirando el comedor, la habitación, el baño... pensé… ¿yo vivo aquí? Lo tenemos todo, tanto, que no tenemos nada, este es mi pensamiento al volver. Lógicamente los primeros días respiraba tranquilidad, pero me faltaba la chispita de locura que hay allí, iban pasando los días y más me acordaba, más me acuerdo, estuve por lo menos las dos primeras semanas soñando con la India, no os engaño, de hecho algún sueño sigo teniendo, añoro la India, añoro la gente, añoro su humanidad.
    Cuando vuelves a casa de vacaciones la típica frase que te dice la gente es: ‘Ya has vuelto a la realidad’, mi respuesta: ‘la realidad está allí’. Así que después de haber vivido esta gran experiencia con mi gran amigo, os invito a que visitéis el país, os gustará, os enamorará, la India tiene algo especial, volveré.

    Muchas gracias Carlos, Dhan'yavāda

    Un abrazo muy fuerte mi gran amigo,
    Mireia.

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