lunes, 4 de marzo de 2013

Kumbh Mela 2013

 Hola a todos!

El día siguiente de despedir a Maria lo pasé relajado en Pahar Ganj, el barrio mochilero de Delhi. Ahora tenía que adaptarme a estar solo de nuevo, a tomar las decisiones por mi cuenta, a preparar mis nuevas experiencias. Al día siguiente partiría rumbo al Kumbh Mela, y sabía que venían unos días durillos, así que pasé todo el día sin hacer nada.

Después de dormir algunas horas, Me despierto a las cuatro de a madrugada para tomar el tren que me llevaría a Allahabad. Después del gran madrugón, de media hora congelado en un autorickshaw que me llevó a la estación de tren de Vieja Delhi, averiguo que mi tren lleva seis horas de restraso, y saldrá a las doce de la mañana. Muerto de sueño decido ir a desayunar, y en el bar me doy cuenta de que día es hoy, el día de la república. La decoración de las calles y bares con los colores de la bandera India me hacen recordar a los inicios de mi viaje, hace ya un año, cuando el tercer día después de aterrizar en Mumbai, celebraba con mi amiga japonesa Miki este gran dia para el publo indio. Mientras desayunaba mi mente viajaba entre recuerdos por el sur de India, recordaba buenos momentos con ineteresantes personas que he conocido en el camino, recordaba mis regresos a España, mis viajes por el sureste asiático. Estaba tomando consciencia de que hace un año mi vida había cambiado por completo, y que el 2012 había sido uno de los mejores años de mi vida, de crecimiento, aprendizaje y disfrute de la libertad y felicidad que da viajar.

Después del desayuno y con la buena vibtración que me había provocado recordar, busqué un lugar donde domir un ratito. En la estación de tren me ofrecieron una sala de espera donde había algunas camas de madera, sin colchon, algo duras, pero suficiente como para dar una cabezadita de dos o tres horas. Una vez que el tren partió, me relajé en espera de las doce supuestas horas de trayecto entre Delhi y Allahabad, que al final se convirtieron en diecisiete. Hay que acostumrarse a que India es así, y que once horas totales de retraso no hacen enfadar a nadie. Eso si, yo estaba preocupado porque había quedado con Alex, el amigo que conocimos en Rajasthan, y once hjoras de retraso no creo que las espere nadie.

Cuando llegué a la estación de Allahabad eran las tres de la noche. Miles, no se si millones de personas bajaban de los trenes que llegaban a la ciudad, y peregrinaban los ocho kilómetros que había entre la estación y el centro del festival. Un joven Indio me invitó a colgarme en el lateral de un rickshaw, así que ni me lo pensé, y viajé un trozo del trayecto enganchado como un mono manteniendo el equilibrio. Llegamos a las puerta del Kumbh Mela y nos dicen que todavía quedan cuatro kilómetros más andando. Entre millones de personas sigo a las masas como si de un gran ganado se tratase, ellos seguro que saben donde van.

Antes de seguir explicando mis experiencias en el Kumbh Mela me gustaría explicar un poco en que consiste este festival. Se trata de la peregrinación más grande del mundo, en la que se construye una ciudad improvisada en mitad de la nada, rodeando la unión de tres ríos sagrados: el famoso Ganges, el Yamuna, y un río espiritual que une la tierra con los cielos, llamado Saraswati, que como en verdad no existe, pues hay que imaginarselo. Cuenta la leyenda que hace muchos años, cuando el hombre aún no existía y los dioses reinaban la tierra, navegaba un barco que transportaba el Kumbh (jarrón) que contenía el elixir de la inmortalidad. Una lucha encarnizada enfrentó a dioses y demonios por la posesión del preciado líquido. VIshnú se apoderó de él, pero en huida desesperada a través del cielo, perdió cuatro gotas. Éstas cayeron sobre la tierra y constituyeron el orígen de cuatro ciudades, sagradas desde entonces: Haridwar, Nashik, Ujain y Allahabad. El festival del jarrón "Kumbh Mela" tiene lugar cada doce años en cada una de estas ciudades de modo alternativo, en el que se concentran millones de personas para tomar el baño de la inmortalidad. En esta ocasión, el Kumbh Mela se celebra en Allahabad después de doce años, y coincide con una alineación planetaria que solo ocurre cada ciento cuarenta i cuatro años, por lo que el Kumbh Mela 2013 se convierte en el festival más especial de este siglo.

Siguiendo a los millones de personas que estaban llegando al Kumbh Mela me dirigía al Sangam, que es la unión de los tres ríos, el lugar más sagrado de Allahabad. Por el camino empecé a ver como estaba organizado el festival. Millones de tiendas de campaña instaladas a través de kilómetros y kilómetros cuadrados de desierto, hacían que des noche fuera un espactáculo luminosos. Para que os hagais una idea, imaginad la feria más grande que hayáis visitado nunca y multiplicadla al infinito, porque el recinto del Kumbh Mela es tan grande que la vista se pierde en el horizonte sin ver donde termina.

Después de más de una hora andando llegábamos al Sangam.  A las cuatro y media de la noche, con una temperatura bastante baja, millones de Indios tomaban su baño sabrado en la conjunción de los ríos. Unos salían mojados temblando de frío, otros entraban ilusionados al agua. Ver aquella marea de gente haciendose un hueco por entrar al agua y recibir el elixir de la inmortalidad pone a uno los pelos de punta. Millones de personas concentradas por una cuestión de fe basada en la mitologia, muchos rezando, otros dando ofrendas de fuego o incienso a los ríos. La gente se cambiaba a orillas del Sangam, para quitarse la ropa mojada que les helaba los cuerpos. Yo, impactado por lo que estaba viviendo, empecé a caminar con la camara en la mano, fotografiando todo aquello que me llamaba la atención, impreisonado por la imagen del baño sagrado. Ahora si sentía que había llegado a mi objetivo de este viaje, estaba en el Kumbh Mela.

Caminando encontré a Sadhus que se desprendían de sus vestimentas color azafrán y se metían en el agua con tangas de trapo improvisados a modo de taparabos. Mojaban sus largas barbas y su largo pelo enrastado en las aguas del Ganges y el Yamuna, realizaban las abluciones tal y como marca la religión, dejaban correr el agua entre sus dedos en forma de respeto a lo divino y por último bebían de las contaminadas aguas del Sangam. No hay que olvidar que el Ganges es el río más sagrado del mundo, pero también el más contaminado, no solo por los vertidos indutriales sinó por los desechos fecales de los millones de habitantes que viven a orillas del río como por la putrefacción de los muertos que se lanzan a las profundidades del Ganges y las cenizas de los muertos quemados que se lanzan para su purificación. Aún y así ellos beben de esas aguas sin sufrir daño alguno, cosa que no creo que tenga una explicación científica sino que es más cuestión de mentalidad y fe.

Cuando empezó a amanecer decidí cruzar uno de los puentes que llevabana  la otra orilla del Sangam. Este lugar no estaba tan masificado y había más Sadhus que habían instalado allí sus monasterios improvisados de tela y cañas de bambú. Cuando les estaba haciendo fotos en sus baños sagrados, uno de ellos em invitó a su monasterio a desayunar. Me sentaron a orillas del fuego sagrado, al lado de su gran gurú, al que tuve que mostrar respeto tocandole los pies. Después fuí invitado a tomar chai, galletas y cerales. Curiosos y con un ínfimo nivel de inglés intentaban preguntarme por mi vida y por el interés que tenía en visitar el festival. También me invitaron a instalarme en sus monastario y quedarme allí a dormir y comer cuanto quisiera, pero justo ahora acababa de llegar y quería disfrutar de la locura que preparaba este gran día, pues segun los sadhus había llegado el 27 de Enero, el día del gran baño sagrado.

Salí a la calle y seguí impresionandome por las oleadas de gente que seguían llegando, todos cargados con sus pertenencias en la cabeza. Algunos de ellos venían para el gran baño, otros para quedarse en el fesival. Un intenso rojo y enorme sol empezó a salir al otro lado del río, los monasterios gritaban sus mantras a traves de potentes altavoces, la orilla del río era un hervidero de gente chapoteando. Creo no haber vivido un momento tan mágico nunca, era perfecto, todos mis sentidos estaban por encima de sus capacidades. En ese momento, a mi lado la gente empezó a gritar, todo el mundo se apartaba y dejaba un gran pasillo vacío de entrada al río. Yo no sabía que estaba pasando pero quería estar ahí. Al asomar la cabeza vi un grupo de unos veinte sadhus, totalmente desnudos, cubiertos por ceniza, con el pelo lleno de rastas y largas barbas. Gritaban mantas religiosos en honor al dios Shiva, agitaban unas enormes lanzas, alzaban imponentes sables ensangrentados, tocaban tamborcillos y platillos. De repente todos saltaron al agua. gritaban, chapoteaban con brusquedad. Me encontraba delante del gran baño sagrado de una de las castas de sadhus más estramboticos de la India, los Naga Baba. Estos sadhus suelen vivir en los bosques o en las cuevas del Himalaya, totalmente desnudos y habiendo rechazado a todo lo material. Cubren sus cuerpos con ceniza para aislarse del frío y viven de lo que les da la naturaleza. Dedican su vida a la meditación, oración y conocimiento divino.

Después del baño de los Naga Baba me di cuenta que estaba demasiado cansado para seguir arrastrando de mi mochila. Volví a la ciudad en busca de un hotel. Con motivo del festival los hoteles habían aprovechado para incrementar los precios de manera desorbitada, así que decidí optar por un consejo que me había dado un viajero, y visité el Rainbow Love Camp. Este lugar es un campamento hippie nacido en los 60 en California, que se va moviendo por el mundo en busca de un estilo de vida alternativo basado en el amor, la cooperacion y la tolerancia hacia todo ser vivo. Allí fui recibido con un "Bienvenido a casa" por unos desconocidos que en poco tiempo pasarían a ser como mi pequeña familia en India. Me ofrecieron alojamiento gratuito en grandes tiendas de plastico y dos comidas al dias que se financiaban a traves de un "gorrito magico" que se pasaba después de cada comida y al que cada uno aportaba lo que buenamente podía. Así que como empecé a hacer buenas amistades ya  conocer gente muy interesante, los cinco días que tenía previsto pasar allí se acabaron convirtiendo en veintidos fantasticos días, que pude disfrutar muchísimo.

La vida en el campamento era muy relajada. Por las mañanas algunos expertos en yoga nos daban clases para poner el cuerpo y la mente en forma. También hicimos algunas clases de meditación asistida. Como cada uno enseñaba lo que podía, yo estuve dando clases de español a una chica rusa, y algunas clases de guitarra a un chico canadiense y otro israelí. También me enseñaron a peinar rastas, di algunas clases de fotografia y disfrutamos de los instrumentos más intenacionales e interesantes, como el dijeridoo australiano, el ud turco, los hands, una violinista francesa entregada a la música de los balcanes, timbales y jambees de todos los tipos, y como no, guitarras y ukeleles como para no aburrirse. Las noches se convertían en conciertos de improvisación, en las que se fusionaban distintos instrumentos y estilos musicales. Durante el día gestianabamos los residuos del campamento, preparabamos la comida para todos, algunos limpiaban baños, otros arreglaban o mejoraban algunas cosas del campamento. A diez minutos a pie había un pequeño rio donde el agua no esra tan sucia como en el Ganges. Allí, nos bañabamos desnudos rodeados de la naturaleza más salvaje. Grandes pajaros habitaban la zona y los pastores recorrian las orillas del rio en busca de alimento para sus ovejas. Era como un pequeño paraíso en que todos eramos felices, nos enseñabamos cosas sobre nuestros limitados conocimientos de algo concreto y compartíamos y disfrutamos de largas e interesantes conversaciones.
 
Durante el día visitabamos las diferentes zonas del Kumbh Mela. El simple hecho de pasear entre las tiendas y ver la vida de los monasterios improvisados para la ocasión ya merecía la pena. Cada ciertas horas se repartía el prasad, que es comida santa que ofrecen los monasterios para que todo el mundo pueda comer de forma gratuita. Para los chais, solo teníamos que ser invitados por los sadhus que querían compañía occidental y curiosear sobre nuestras vidas. Para los fumadores de marihuana exactamente lo mismo, los sadhus salían a la busqueda de turistas a los que invitar a unas caladas de sus pipas sagradas llamadas Shilum. Así, pasabamos los dias visitando a los Hare Krishna, con los que compartíamos alegre canticos, bailes y buena comida a la que tambien contribuiamos en la cocina. También visitabamos a los estrambóticos Naga Baba en sus tiendas. Como un Baba o Sadhu renuncia a todo lo material, incluido el placer sexual, hacen demostraciones publicas de rechazo en cada momento. Por ejemplo había un baba que arrastraba un camión con sus genitales, otro que se enrollaba un sable, otro que se había grapado un billete de cien rupias justo en la punta, otro baba que había prometido vivir de pie, y no se sentaba ni tumbaba ni para dormir, así que le prepararaon un columpio para poder apollarse a descansar, otro que prometió vivi con un brazo alzado y nunca lo bajaba... y así, a ver quien hacía la promesa más dura en función de renuncia material o sacrificio físico. Otra cosa que llama mucho la atención es la imagen de los Sadhus, que a parte de ir cubiertos con ceniza, todos llevan largas rastas, algunos más largas que su propio cuerpo y las tienen que llevar bien enrolladas, y sobretodo los maquillajes religiosos que se hace cubriendo la frente y los ojos, y a veces buena parte del cuerpo. Además, los babas pasan todo el dia fumando marihuana y comiendo opio con el fin de conectar más facilmentre con dios, por lo que su caracter es de lo mas divertido.

Los días pasaban en el campamento entre visitas a los sadhus y el disfrutar del llegar y partir de nuevos turistas hippies. Hice buenos amigos con los que compartí grandes experiencias. Asistíamos a los días sagrados de baño, y nos refrescabamos en las putrefactas aguas del Ganges imitando la fe hindú. Hasta que llegó el gran día, la gran fiesta del Kumbh Mela, el día del gran baño sagrado. El diez de febrero a las dos de la noche, salimos en grupo desde el Rainbow Love Camp unas treinta personas, en busca del elixir de la inmortalidad. Cuando llegamos al Sangam dos horas después, nos vimos inmersos en la gran locura del Kumbh Mela. Setenta Millones de personas nos disponíamos a tomar el baño sagrado ese mismo día. El suelo vibraba ante nuestros pasos, las señoras hacían irrompibles trenecitos agarradas a los sarees. Todo el mundo empujaba, todos querían llegar al agua, pero nadie quería perder sus ropas. Como era de noche y todavía hacía frío, muchos decidimos bañarnos desnudos, pues los Naga Baba también se bañanaban así, no iban a detenernos. Eso sí, fuimos el espactáculo entre todos los indios. Después de darnos el energético y multitudinário baño, decidimos que lo mejor era abandonar ese lugar, pues los empujones y sobrepoblación era asfixiante.
 
Fuimos a un rincón donde parecía que podíamos encontrar chai caliente. Y por el camino nos encontramos con algunos canales de televisión que querían hacernos algunas entrevistas sorpendidos de que los turistas visitaramos su gran fiesta hindú. Acabamos cantando rumbas para la televisión india, que al día siguiente fue televisado en las diez cadenas más importantes del país, eramos famosos en India entera. Después del chai y de vuelta al campamento, nos encontramos con una procesión de Naga Baba que venían de darse el baño sagrado. La caravana provocó que cortaran las carreteras por las que ibamos a pasar, y de repente la gente se acumuló en una masa humana que no avanzaba ni para alante ni para atrás. Aquello era una verdadera locura en la que uno intentaba sacar la cabeza arriba en busca de aire. La procesión era larga, los babas desfilaban en sus carrozas bendiciendo a todo el mundo, lanzando petalos de flores, parecían los reyes magos de oriente, pero en la versión desnuda. Cuando se descongestionó el atasco, la gente empezó a empujar hacia sus direcciones y se provocaron como rios de gente de los que uno no podía escapar. Al final, decidimos cruzar por una procesión de Babas arriesgandonos a recibir un masaje de bambu de los policias que vigilaban la zona. En una tres horas habíamos quedado para comer con los Hare Krishna, pero estabamos tan cansados, que nos echamos a un lado de la carretera a dormir.

Cuando nos despertamos fuimos con los Hare Krishna, les ayudamos con la cocina y limpieza de la terraza donde ibamos a comer. Bailamos, comimos, reimos. Había sido un gran día, pero ahora tocaba volver al campamento.

Los días siguientes los pasé sin moverme del Rainbow Love Camp, pues parece ser que el baño en el Ganges me había provocado una infección en la planta del pie por una herida abierta. Como me dolía al andar decidí quedarme entre el campamento y el río, que era lo más cercano. Empecé a curarmelo bien y a tomar antibióticos pero la inflamación cada día era más grande. Por el dolor no me atrevía a dejar el campamento, ya que estabamos a más de una hora andando de la ciudad, así que hasta que no aflojara no me iría.

De repente, un temporal de dos días se descargó contra el campamento. Dos días enteros lloviendo a cantaros y con un viento que destrozó todo, tiendas y monasterios incluidos. La segunda noche tuvimos que abandonar el Rainbow porque había quedado destrozado e inundado. Suerte que unos babas nos dejaron dormir esa noche en su monsaterio. Pero también se calaba el agua entre sus tiendas y eramos demasiada gente para estar allí. Así que lo tomé como una señal, debíamos abandonar el campamento.


Con la ayuda de mis amigos buscamos un rickshaw que nos llevara a la estación de autobuses, y en cuatro horas estabamos sanos y salvos en varanasi, la ciudad más cercana al Kumbh Mela. En Varanasi todos los hoteles estaban llenos, pues la gente que asistía al Kumbh Mela después iba a Varanasi, y debido al temporal todos habíamos marchado a la misma ciudad, Nos costó encontrar un lugar donde dormir, pero cuando por fin lo conseguimos, lo celebramos con una gran fiesta a base de cerveza, rumba y bailes con los trabajadores del bar. Mañana será un duro día de resaca, pero hoy... ¡¡¡Que nos quiten lo bailao!!!






















1 comentario:

  1. Que experiencia mas bonita!! Salvo la infección del pie, lo deviste disfrutar a tope, otra experiencia mas para la mochila que siempre te ha mencionado tu padre, no la del viaje a India sino la del viaje a través de la vida...
    Un besazo!!

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