martes, 30 de octubre de 2012

Pulau Penang

 Hola a todos!

Bueno, pues como dije en el post anterior, éste lo voy a dedicar a las salidas que he hecho por la isla de Penang. Para no hacerme pesado no voy a repetir nada sobre los datos hitoricos y culturales de la isla, pues todo lo referente a Georgetown puede aplicarse a Penang, por ser la capital de la isla.

Pues la primera excursión que hice fue acompañado, pues mi amiga belga me propuso ir a visitar el Parque Nacional de Penang, junto con un amigo suyo de Inglaterra. Así que nos despertamos pronto, fuimos a tomar un desayuno potente que aguantara toda la mañana caminando, y nos decidimos a buscar el bus que nos llevara al Parque Nacional. El camino en bus fue muy interesante, porque además de cruzar la ciudad de Georgetown, circula por una carretera que sigue la costa a pie de playa hacia el norrte de la ciudad. Una vez se sale de Georgetown, uno va encontrando pequeñas calitas de arena blanca y rocas erosionadas. El pueblo más importante que se cruza antes de llegar es Batu Ferringhi, un nido de resorts y servicios de todo tipo a pie de playa, para los turistas mas gastones de Penang.

Una vez llegamos al Parque Nacional de Penang, nos exigieron inscribirnos para poder entrar, eso sí, no tuvimos que pagar nada. También nos hicieron decir que camino tomaríamos y hata donde pensábamos llegar. Supongo que cierto control en un lugar de densa jungla no viene mal. Pues decidimos coger el camino del sur, pues dicen que la playa es más bonita. ¿Playa? ¿Pues no habías hablado de jungla? Bien, el Parque Nacional de Penang es el Parque Nacional más pequeño de Malsia, y consiste en dos senderos de una hora y media cada uno, que cruzan una zona de inclinada jungla, para finalizar el recorrido en playas solitárias. La verdad es que es la primera vez que caminaba en este tipo de parques, y se agredece muchísimo poder darse un chapuzón al llegar al final del recorrido.

El camino fue suave, está bastante preparado para los visitantes, aunque esta vez nos tocó sudar más que en Cameron Highland. El motivo os lo podéis imaginar. Las Cameron Highlands son las montañas más altas de Malasia, y aunque llueva cada día y esto provoque un alto grado de humedad, el fresquito de estar alto se nota y se agradece. Pues ahora nos encontramos con un parque natural al nivel del mar, con el típico sofocante calor de Malasia, y con la playa a escasos metros. Se podían llenar vasos escurriendo nuestras camisetas.

Por el camino encontramos algunas mariposas gigantes, de colores vivos y algún asustadizo lagarto. Algunos turistas caminaban por los senderos, pero en Asia gusta poco eso de andar. Para los que quieren ver la playa hay servicio de barco desde un pqueño embarcadero en la entrada del parque. Y después de una hora y media andar empapados, por fin la playa. Es mi primer contacto con el mar en el sudeste asiático, así que podéis imaginar lo contento que me puse. Siendo Malasia un país musulman, lógicamente el nudismo esta prohibido, pero... ¿Hay alguna ley sobre bañarse en calzoncillos? Pues en un momento colgué la ropa empapada de sudor en las ramas de unos arboles que descansaban a la orilla de la playa, corrí por la blanca arena hasta la orilla, salté como quien busca el gran tesoro del descanso, y me encontré con un agua horriblemente caliente. Para los que ya me conocéis, soy de los que prefiere el agua fría a la caliente, pues esta parecía un jacuzzi. Vale sí, estoy en Asia, deberé ir acostumbrandome a la temperatura de sus mares. De todas formas, el color de la arena, las erosionadas rocas , los arboles en la orilla, y la densa selva recorriendo toda la costa, hacen de esta playa un lugar sorprendente, para quien nunca ha pisado una playa asiática. Para la vuelta, ya estabamos más "fresquitos".

La segunda excursión que hice también fue un trekkinng. Si, ya, parece que solo he venido a Asia a andar. Pero que mejor que aprovechar el viaje para hacer lo que en no hago en casa: deporte, comer sano, madrugar por placer... Así que esta vez, bajo el negativo consejo de quien ya lo había visitado, me dirijo a subir la colina más alta de Penang. Todo el mundo me dice lo mismo, "No vayas que es un camino muy empinado y es muy duro". Podía haber elegido la opción del típco turista, pues un tren cremallera sube y baja a la gente hasta lo alto de la colina. Pero, qué mejor que hacer deporte, disfrutar de la jungla, y ahorra dinero para algo que realmente valga la pena. Así que tomo el bus hacia el jardín botánico, y desde allí empieza el ascenso. El camino esta más que preparado para que cualquier persona pueda subir, así que de peligro tiene poco. Pero mis consejeros tenían razón. Empieza con una inclinación dura y no la pierde hasta el final. Vale que solo son 5,5 km, pero no dan ni un segundo de respiro. En poco menos de una hora y media se llega a la cima y allí está la sorpresa. Las mejores vistas de la isla nos enseñan desde la Ciudad de Georgetown, a vista de pájaro, hasta el puerto, el puente que une la isla con la península y parte de la misma. Por cierto, os dejo una foto del puente, ya que es el puente más largo del sudeste asiático. Y en la cima de la colina dos templos la coronan. Una mezquita y un templo hinduísta.

Bajando de la colina, me encuentro con una variada y exótica fauna. Entre ellos algunos lagartos de colores, mariposas, y dos gigantes famílias de monos. Los primeros son los monos que se encuentran comunmente en todos los lugares turísticos de Asia. Yo lo llamaría mono común. Peor esta vez no estaba con turistas, sino que estaban viviendo en la jungla de forma salvaje, y me llamó mucho la atención su comportamiento. Al verme, hubo tensión, tanto por su parte como por la mía. Tuve que mostrarme tranquilo durante algo más de media hora para que ellos se sintieran seguros ante mi presencia y empezaran a hacer vida normal. Así que empezaron a quitarse piojos unos a otros, algunos jugaban entre las ramas de los árboles, y una pareja intento llegar a lo más profundo de su intimidad, pero parece ser que la hembra no estuvo muy receptiva, pues de un arañado se sacó al macho de encima. La segunda família de monos fue algo más curiosa, pues es la primera vez que me topaba con ellos, es la primera vez que sabía de su existéncia. De tamaño mucho más grande que los monos que suelo encontrarme, de pelo negro, ojos blancos como si estuvieran maquillados, y unos morros inflamados, huían de mi presencia muy rápido entre las ramas. Pude captar alguna fotos, aunque fue difícil, porque cuando cogí la cámara ya estaban arriba en los árboles.

Al bajar de Penang Hill, tomé un bus hacia el templo de Kek Lok Si. Me han hablado bien de él, pues es el templo budhísta más grande de Malasia. Al llegar quedé impresionado. Grandes edificios de arquitectura china se alzaban sobre una colina, a la derecha presididos por la gran pagoda, a la izquierda, controlados por la gran estatua.En su interior un laberinto de lugares para el rezo, Budhas esculpidos y dibujados por todos sitios, tiras de colores donde pedir deseos, un restaurante vegetariano, la pagoda, la estatua, un estanque hasta arriba de tortugas gigantes, y todo ante el relajante sonido del canto de los monjes, acompañados de campanas y gongs.

Y hasta aquí llega mi visita a Penang y también mi estancia en Malasia. El motivo por que el dejo el país es el clima. El mes de octubre es un mes de transición de monzón en el que éste se desplaza de la costa oeste a la costa este. Al estar cambiando, uno encuentra agua tanto en una costa como en la otra. Claro que podría esperar una o dos semanas, pero lo que más me interesa ver está en la costa este, y justo allí estan cerrando hostales y restaurantes debido a la llegada de las lluvias. Así que voy a decir hasta luego a Malasia, porque seguramente vuelva cuando el monzón vuelva a cambiar de costa.

En la costa oeste hay un lugar llamado Langkawi. Es la isla más promocionada por el país a nivel turístico. Pero al consultar entre los viajeros que han estado allí todos opinan igual, no merece la pena. Dicen que es un lugar caro, lleno de resorts y de centenares de turistas de sol y playa, que buscan ponerse morenos bajo el sol malayo. Así que mañana, a las 8:00h pasa a buscarme un bus con destino a Krabi, la costa oeste de Thailandia. Me han hablado muy bien de este pequeño paraíso. Os cuento desde allí. Un abrazo.














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