Hola a todos!
Después de visitar las Batu Caves tomé el primer autobús con destino Cameron Highlands. No se por que, pero suelo tener bastante suertes con los buses, el mío salía justo 15 minutos depués de comprar mi tiquet. Como la noche anterior había dormido unas tres o cuatro horas debido a que todavía no he adaptado a mi nuevo horario de sueño (está siendo el jetlag mas largo de la historia), nada más subir al bus me quedé dormido. Además, se trataba de una compañía privada, así que esta vez el viaje sería de lo más confortable. Aún recuerdo esos viajes en India y Nepal, en el que no había ni un asiento queno estuviera roto, donde encontré cucarachas en el interior, donde las carreteras eran un desastre y el atobús nunca cumplía con sus horarios. Esta vez viajaría en una lujosa butaca individial, acolchada y reclinable, con aire acondicionado y luz particular, en una carretera envidiable para cualquier país asiático y una excatitud perfecta en horarios. Así que las dos primeras horas de trayecto las pasé durmiendo, lo que hizo que esa noche estuviera despierta hasta altas horas de la madrugada de nuevo. Si es que nunca me voy a acostumbrar. Pero es que irse a dormir a las 3 de la madrugada aquí son las nueve de la noche de allí. Y yo que soy de ir a dormir tarde... Imaginad! Las dos segundas horas las pasé disfrutando del paisaje. El bus empezó a tomar carreteras cada vez más empinadas y con más curvas, el paisaje cada vez era más selvático, con frondosos bosques que podían verse desde lo alto de vertiginosos acantilados.
Al llegar a Thana Rata, pueblo en el que me alojaré durante mi estancia en Cameron Highlands, empieza a llover. Justo cuando empiezo a andar para ir a localizar un hopstel donde dormir esta noche, un chico me llama y me dice que el camino hasta el hostel está pagado por la compañá de viajes. Me preguntó que cual era mi hostel. Suerte que soy de respuesta rápida, porque si llego a decirle que no lo se aún, me deja ahí con la lluvia. Le dije, espera que no recuerdo el nombre. Busco en la guía el albergue más barato y le digo el nombre. Ah sí! Vamos! Y me hizo subir en una furgoneta que me dejó justo en la puerta del hostel. Para ser el más barato parecía muy bonito, vamos a preguntar. Pues resulta que tenían camas libres, a bajo coste y unos servicios muy buenos. Wifi gratuito, una gran terraza que da a la selva donde se pueden pasar buenos momentos de charla o escribir un bonito blog, un bar músical que abre de 19h a 00h. Y encima reservan exursiones y traslados a otros lugares de Malasia al mismo precio que las agencias. Perfecto, aquí me quedo.
Aunque es un poco pronto, va a anochecer en media hora, y encima está lloviendo, así que mejor me doy una buena ducha y decsanso un poquito. Luego salí a cenar. Thana Rata es un pueblo con una sola calle principal y algunas minicalles que surgen a los bordes, pero toda la actividad está en la calle principal. Aunque es un sitio muy turistico, la variedad de restaurantes está muy bien. A la derecha de la calle principal hay restaurantes chinos, indios y occidentales. A la derecha, restaurantes malayos y thailandeses. Así que para gustos los colores, y uno que tiene el gusto gastronómico muy amplio, va a ir probando todas las nacionalidades una a una. Esta noche toca Sur de la India. Si, ya lo se, Estuve allí en febrero, pero es que la comida es tan buena... Echaba de menos como sirven la montaña de arroz sobre una gran hoja de plátano, y todas las salsas alrededor para que las mezcles a tu gusto. Dejad que recuerde viejos tiempos y sacie mi paladar con el buen gusto de la comida india. Y después de cenar disfruté un pcoo de la soledad de la terraza por la noche, ya que poco a poco, los inquilinos fueron retirandose a la habitación principal (dormimos todos juntos), mientras yo disfrutaba del sonido nocturno de la selva, con la lluvía cayendo en la densa vegetación y leyendo un buen libro.
Buenos días, Parece que esta noche ha llovido bastante, y ahora hace un sol radiante. Voy a aprovechar para ir de trekking, me apetece mucho caminar y explorar el interior de la selva. Pero antes de nada, hay que desayunar un poco. Vamos a probar el típico desayuno malayo. Me sirvieron una especie de pan a la plancha relleno de cebolla, chillies y huevo y un celiciosos té con leche. Supongo que me dará para aguantar la mañana, pero por si acaso voy a comprar galletas y agua, que con los trekkings nunca se sabe.
En mi guía de viaje tengo un mapa de ruta con 10 caminos marcados en los que se puede caminar, pero dicen que hay que ir siermpre con guía, porque es fácil perderse en la selva. Como no confío en lo escandalosos que pueden llegar a ser este tipo de libros, pregunto a la gente de la calle. Todos me dicen lo mismo, que se ha perdido mucha gente por aquí, que el camino no está señalizado, y que la vegetación cubre los caminos en pocos días. De todas formas me niego a pagar un guía por el simple hecho de que me guíe por la montaña. Voy a probar yo solo, y antes una situcación de riesgo, me doy la vuelta y ya está.
Así que dejo Thana Rata y me dirijo hacia las cascadas de Robinson, que no resultan nada interesantes. Plásticos por todos lados, y agua marrón cayendo a una altura poco significativa. Pienso que el agua marrón es por las lluvias, que provocan un embarramiento del agua. Más tarde me explicarán que la gente se bañaba en las cascadas cinco años atrás, pero que el color marrón es debido a la contaminación que provocan los granjeros. Y este es el gran problema de las Cameron Highlands, la corrupción agrícola. Cada año són talados miles y miles de hectáreas de bosques y jungla, para sustituirlos por un mar de plástico que generará grandes ingresos para los latifundistas de estas tierras. En Cameron Highland está la empresa más grande en producción de té de toda Asia, así como agricultores de fresas y de diferentes tipos de flores, como las rosas. Y os preguntaréis si esto no está controlado por el govierno. Pues sí, el govierno solo permite un límite de hectáreas por agricultor, norma que es pasada por alto previo pago de multas o con bonitos regalos para los encargados del control agrícola. Además, también se hace la vista gorda con el vertido de residuos agrícolas, sobretodo aceites y productos químicos que van todos a parar a los ríos. Así que, para los que queráis visitar esta bonita tierra, éste es el momento, pues hoy he podido ver decenas de excavadoras destruyendo la increíblemente bella naturaleza que hay en Cameron Highlands, y kilómetros de plástico instalandose en su lugar.
A parte de tan desagradable situación, Cameron Highlands es un lugar precioso que se puede disfrutar de diversas formas, una de ellas a través del trekking que os estaba explicando. Justo después de las cascadas de Robinson, encuentro un letrero que señala hacía una escalera vertical hecha de forma natural con raíces y barro, y según veo es la ruta número ocho. Miro en la guía y dice que es un duro ascenso al monte Gunung Beremban, que está muy poco transitado y suele estar lleno de maleza. ¿Nos os crea curiosidad? Suena a pura selva. A mí mucha, y como soy adicto al riesgo, empiezo a trepar por las raíces, y digo trepar prorque se necesitan pies y manos para poder subir. Unos metros más tarde, el camino empieza a hacerse algo más agradable, así que los pies me servirán para andar y la manos para apartar las plantas que se cruzan en mi camino. Cuanto más subo, más densa es la vegetación, más humedad hay, más sudor empapa mi ropa. Pero cada vez es más emocionante. Hay tramos que parece que no haya camino, simplemente atraviestas montones de plantas gigantes. Que bien me iría un machete al estilo Indiana Jones. Algunos tramos se complican de subida, otros, por las inclinadísimas paredes verticales por las que hay que bajar. Y el peor enemigo es el barro. Resbalones, culetazos y hasta un golpe en la rodilla que me austó un poquito, pero que al final resultó ser no más que un golpe.
Después de una dos horas y pico (creo, porque una de mis mejores lujos cuando viajo es no llevar ni reloj no calendario) de dura subida, llego a lo alto del Gunung Beremben. Según mi guía tengo varias opciones para bajar, unas más largas, otras más cortas y algunas incluso con buenas vistas a plantaciones de té. Pero los truenos vuelven a amenzar lluvia, así que mejor coger la más corta. Ésta es la ruta cinco. A la media hora de empezar el descenso empieza a llover, y cada vez se hace más intenso. Suerte que me he acordado de coger el chubasquero, pero una vez puesto noto que no se si es peor mojarse de lluvia o soportar mi ropa empapada por completo en una ducha de sudor pegandose en el plástico del chubasquero. Voy a hacerlo bien, no quiero resfriarme.
Todo el camino de vuelta ha estado pasado por agua, una intensa tormenta monzónica que ha provovado pequeños riachuelos a mi paso por los caminos que me llevarían de nuevo a Thana Rata. La experiencia de estar en mitad de la selva, lloviendo a mares, es algo que recomiendo a todo el mundo. Y no solo con la lluvia, que ha sido una sensación increíble, sinó que tomar esta ruta ha sido la mejor decisión que he podido elegir. Pues por mucho que digan los libros y por poco que aconseje la gente, pasar cuatro horas sólo en mitad de la nada, sientiendo la grandeza de la naturaleza a través de sus inmesas e incontables espécies de plantas, sentir como la maleza se mueve a escasos metros de ti y no saber que animal tienes al lado, no cruzarte con un solo ser humano en cuatro horas andando (nunca me había pasado), todo esto y muchas más increíbles sensaciones, no valen igual que todos los miedos que podamos tener a hacer ciertas cosas. Porque sí, el miedo limita, el miedo no nos deja disfrutar de muchas maravillas naturales. Así que, cada vez estoy más seguro que cuando uno se siente seguro de que todo irá bien, no hay por que temer. La próxima vez no pregunto, la próxima vez no me meten miedo.
Y antes de acabar con este maravilloso día de trekking, pues una vez llegué al hotel nop paró de llover con cada vez más fuerza, explicaros una curosidad que encontré en el camino. En un barrizal encontré unas huellas y les hice fotos. Al día siguiente pregunté a guías forestales si sabían de que animal se trataba. En las dos ocasiones afirmaron que eran los pies de una pantera negra. Como no me lo he creído, he consultado en internet y es cierto que habitan por estos bosques. Pero no creo que tuviera la gran suerte de tenerla tan cerca. ¿Imagináis encontrarse cara a cara con ella? Que miedo. Que emoción.
Esta noche me toca cenar comida malaya. Este tipo de comida local se basa en dos ingredientes básicos, el arroz y los noodles. Eso sí, se combinan de diferente forma para dar variedad de sabores, como por ejemplo arroz o noodles fritos con pollo, pescados, verduras, huevos, o la revitalizante sopa de noodles, también combinable con cualquier tipo de ingredientes. Yo me decidí por el Kampung, arroz tradicional malayo, frito con pollom huevo frito, chiles, ajos tiernos, y trocitos de pescado seco que hacen de este plato una mezcla de sabores riquísima. Si además lo acompañas con un zumo de sandía natural, lo convierte en una cena perfecta.
Después de visitar las Batu Caves tomé el primer autobús con destino Cameron Highlands. No se por que, pero suelo tener bastante suertes con los buses, el mío salía justo 15 minutos depués de comprar mi tiquet. Como la noche anterior había dormido unas tres o cuatro horas debido a que todavía no he adaptado a mi nuevo horario de sueño (está siendo el jetlag mas largo de la historia), nada más subir al bus me quedé dormido. Además, se trataba de una compañía privada, así que esta vez el viaje sería de lo más confortable. Aún recuerdo esos viajes en India y Nepal, en el que no había ni un asiento queno estuviera roto, donde encontré cucarachas en el interior, donde las carreteras eran un desastre y el atobús nunca cumplía con sus horarios. Esta vez viajaría en una lujosa butaca individial, acolchada y reclinable, con aire acondicionado y luz particular, en una carretera envidiable para cualquier país asiático y una excatitud perfecta en horarios. Así que las dos primeras horas de trayecto las pasé durmiendo, lo que hizo que esa noche estuviera despierta hasta altas horas de la madrugada de nuevo. Si es que nunca me voy a acostumbrar. Pero es que irse a dormir a las 3 de la madrugada aquí son las nueve de la noche de allí. Y yo que soy de ir a dormir tarde... Imaginad! Las dos segundas horas las pasé disfrutando del paisaje. El bus empezó a tomar carreteras cada vez más empinadas y con más curvas, el paisaje cada vez era más selvático, con frondosos bosques que podían verse desde lo alto de vertiginosos acantilados.
Al llegar a Thana Rata, pueblo en el que me alojaré durante mi estancia en Cameron Highlands, empieza a llover. Justo cuando empiezo a andar para ir a localizar un hopstel donde dormir esta noche, un chico me llama y me dice que el camino hasta el hostel está pagado por la compañá de viajes. Me preguntó que cual era mi hostel. Suerte que soy de respuesta rápida, porque si llego a decirle que no lo se aún, me deja ahí con la lluvia. Le dije, espera que no recuerdo el nombre. Busco en la guía el albergue más barato y le digo el nombre. Ah sí! Vamos! Y me hizo subir en una furgoneta que me dejó justo en la puerta del hostel. Para ser el más barato parecía muy bonito, vamos a preguntar. Pues resulta que tenían camas libres, a bajo coste y unos servicios muy buenos. Wifi gratuito, una gran terraza que da a la selva donde se pueden pasar buenos momentos de charla o escribir un bonito blog, un bar músical que abre de 19h a 00h. Y encima reservan exursiones y traslados a otros lugares de Malasia al mismo precio que las agencias. Perfecto, aquí me quedo.
Aunque es un poco pronto, va a anochecer en media hora, y encima está lloviendo, así que mejor me doy una buena ducha y decsanso un poquito. Luego salí a cenar. Thana Rata es un pueblo con una sola calle principal y algunas minicalles que surgen a los bordes, pero toda la actividad está en la calle principal. Aunque es un sitio muy turistico, la variedad de restaurantes está muy bien. A la derecha de la calle principal hay restaurantes chinos, indios y occidentales. A la derecha, restaurantes malayos y thailandeses. Así que para gustos los colores, y uno que tiene el gusto gastronómico muy amplio, va a ir probando todas las nacionalidades una a una. Esta noche toca Sur de la India. Si, ya lo se, Estuve allí en febrero, pero es que la comida es tan buena... Echaba de menos como sirven la montaña de arroz sobre una gran hoja de plátano, y todas las salsas alrededor para que las mezcles a tu gusto. Dejad que recuerde viejos tiempos y sacie mi paladar con el buen gusto de la comida india. Y después de cenar disfruté un pcoo de la soledad de la terraza por la noche, ya que poco a poco, los inquilinos fueron retirandose a la habitación principal (dormimos todos juntos), mientras yo disfrutaba del sonido nocturno de la selva, con la lluvía cayendo en la densa vegetación y leyendo un buen libro.
Buenos días, Parece que esta noche ha llovido bastante, y ahora hace un sol radiante. Voy a aprovechar para ir de trekking, me apetece mucho caminar y explorar el interior de la selva. Pero antes de nada, hay que desayunar un poco. Vamos a probar el típico desayuno malayo. Me sirvieron una especie de pan a la plancha relleno de cebolla, chillies y huevo y un celiciosos té con leche. Supongo que me dará para aguantar la mañana, pero por si acaso voy a comprar galletas y agua, que con los trekkings nunca se sabe.
En mi guía de viaje tengo un mapa de ruta con 10 caminos marcados en los que se puede caminar, pero dicen que hay que ir siermpre con guía, porque es fácil perderse en la selva. Como no confío en lo escandalosos que pueden llegar a ser este tipo de libros, pregunto a la gente de la calle. Todos me dicen lo mismo, que se ha perdido mucha gente por aquí, que el camino no está señalizado, y que la vegetación cubre los caminos en pocos días. De todas formas me niego a pagar un guía por el simple hecho de que me guíe por la montaña. Voy a probar yo solo, y antes una situcación de riesgo, me doy la vuelta y ya está.
Así que dejo Thana Rata y me dirijo hacia las cascadas de Robinson, que no resultan nada interesantes. Plásticos por todos lados, y agua marrón cayendo a una altura poco significativa. Pienso que el agua marrón es por las lluvias, que provocan un embarramiento del agua. Más tarde me explicarán que la gente se bañaba en las cascadas cinco años atrás, pero que el color marrón es debido a la contaminación que provocan los granjeros. Y este es el gran problema de las Cameron Highlands, la corrupción agrícola. Cada año són talados miles y miles de hectáreas de bosques y jungla, para sustituirlos por un mar de plástico que generará grandes ingresos para los latifundistas de estas tierras. En Cameron Highland está la empresa más grande en producción de té de toda Asia, así como agricultores de fresas y de diferentes tipos de flores, como las rosas. Y os preguntaréis si esto no está controlado por el govierno. Pues sí, el govierno solo permite un límite de hectáreas por agricultor, norma que es pasada por alto previo pago de multas o con bonitos regalos para los encargados del control agrícola. Además, también se hace la vista gorda con el vertido de residuos agrícolas, sobretodo aceites y productos químicos que van todos a parar a los ríos. Así que, para los que queráis visitar esta bonita tierra, éste es el momento, pues hoy he podido ver decenas de excavadoras destruyendo la increíblemente bella naturaleza que hay en Cameron Highlands, y kilómetros de plástico instalandose en su lugar.
A parte de tan desagradable situación, Cameron Highlands es un lugar precioso que se puede disfrutar de diversas formas, una de ellas a través del trekking que os estaba explicando. Justo después de las cascadas de Robinson, encuentro un letrero que señala hacía una escalera vertical hecha de forma natural con raíces y barro, y según veo es la ruta número ocho. Miro en la guía y dice que es un duro ascenso al monte Gunung Beremban, que está muy poco transitado y suele estar lleno de maleza. ¿Nos os crea curiosidad? Suena a pura selva. A mí mucha, y como soy adicto al riesgo, empiezo a trepar por las raíces, y digo trepar prorque se necesitan pies y manos para poder subir. Unos metros más tarde, el camino empieza a hacerse algo más agradable, así que los pies me servirán para andar y la manos para apartar las plantas que se cruzan en mi camino. Cuanto más subo, más densa es la vegetación, más humedad hay, más sudor empapa mi ropa. Pero cada vez es más emocionante. Hay tramos que parece que no haya camino, simplemente atraviestas montones de plantas gigantes. Que bien me iría un machete al estilo Indiana Jones. Algunos tramos se complican de subida, otros, por las inclinadísimas paredes verticales por las que hay que bajar. Y el peor enemigo es el barro. Resbalones, culetazos y hasta un golpe en la rodilla que me austó un poquito, pero que al final resultó ser no más que un golpe.
Después de una dos horas y pico (creo, porque una de mis mejores lujos cuando viajo es no llevar ni reloj no calendario) de dura subida, llego a lo alto del Gunung Beremben. Según mi guía tengo varias opciones para bajar, unas más largas, otras más cortas y algunas incluso con buenas vistas a plantaciones de té. Pero los truenos vuelven a amenzar lluvia, así que mejor coger la más corta. Ésta es la ruta cinco. A la media hora de empezar el descenso empieza a llover, y cada vez se hace más intenso. Suerte que me he acordado de coger el chubasquero, pero una vez puesto noto que no se si es peor mojarse de lluvia o soportar mi ropa empapada por completo en una ducha de sudor pegandose en el plástico del chubasquero. Voy a hacerlo bien, no quiero resfriarme.
Todo el camino de vuelta ha estado pasado por agua, una intensa tormenta monzónica que ha provovado pequeños riachuelos a mi paso por los caminos que me llevarían de nuevo a Thana Rata. La experiencia de estar en mitad de la selva, lloviendo a mares, es algo que recomiendo a todo el mundo. Y no solo con la lluvia, que ha sido una sensación increíble, sinó que tomar esta ruta ha sido la mejor decisión que he podido elegir. Pues por mucho que digan los libros y por poco que aconseje la gente, pasar cuatro horas sólo en mitad de la nada, sientiendo la grandeza de la naturaleza a través de sus inmesas e incontables espécies de plantas, sentir como la maleza se mueve a escasos metros de ti y no saber que animal tienes al lado, no cruzarte con un solo ser humano en cuatro horas andando (nunca me había pasado), todo esto y muchas más increíbles sensaciones, no valen igual que todos los miedos que podamos tener a hacer ciertas cosas. Porque sí, el miedo limita, el miedo no nos deja disfrutar de muchas maravillas naturales. Así que, cada vez estoy más seguro que cuando uno se siente seguro de que todo irá bien, no hay por que temer. La próxima vez no pregunto, la próxima vez no me meten miedo.
Y antes de acabar con este maravilloso día de trekking, pues una vez llegué al hotel nop paró de llover con cada vez más fuerza, explicaros una curosidad que encontré en el camino. En un barrizal encontré unas huellas y les hice fotos. Al día siguiente pregunté a guías forestales si sabían de que animal se trataba. En las dos ocasiones afirmaron que eran los pies de una pantera negra. Como no me lo he creído, he consultado en internet y es cierto que habitan por estos bosques. Pero no creo que tuviera la gran suerte de tenerla tan cerca. ¿Imagináis encontrarse cara a cara con ella? Que miedo. Que emoción.
Esta noche me toca cenar comida malaya. Este tipo de comida local se basa en dos ingredientes básicos, el arroz y los noodles. Eso sí, se combinan de diferente forma para dar variedad de sabores, como por ejemplo arroz o noodles fritos con pollo, pescados, verduras, huevos, o la revitalizante sopa de noodles, también combinable con cualquier tipo de ingredientes. Yo me decidí por el Kampung, arroz tradicional malayo, frito con pollom huevo frito, chiles, ajos tiernos, y trocitos de pescado seco que hacen de este plato una mezcla de sabores riquísima. Si además lo acompañas con un zumo de sandía natural, lo convierte en una cena perfecta.
Que???? ya estamos con los sustos? bueno...pues continúa a ver si en vez de comer tú la comida malaya alimentas a los bichos con chicha española, y a ver si miras lo que escribes porque eso que dices que vas a cenar frito con huevos no me suena nada bien jejejeje....Besos y cuídate mucho.
ResponderEliminarAy, loquillo... Ándate con cuidado que hermanos sólo tengo uno!
ResponderEliminarPor cierto! Y la foto de la huella de pantera ? Yo la quiero ver!
ResponderEliminarUn besote grande!