Hoy empieza mi gran
aventura, el trekking en el Annapurna Sanctuary. He vaciado mi mochila de cosas
pesadas, pues me esperan unos días de larga caminata hasta alcanzar el
Annapurna Base Camp, más conocido como ABC, que es el campamento base para la
escalada de los picos más altos del mundo, de entre 7.000 y 8.000 metros de
altura. Así que en mi mochila llevo lo básico para sobrvivir en las montañas,
algo de ropa para caminar, ropa de abrigo que he alquilado para las frias
noches, un palo para apollarme en las subidas, pastillas purificadoras para
poder beber el agua de los ríos, guantes y gorro para la nieve y algunas
galletitas por si el hambre me apreta en el camino.
Un autobús me lleva
de Pokhara a Phedi, punto de entrada al Annapurna Sanctuary donde empezaré a
andar. Me han dicho que es uno de los caminos más difíciles, pero dispongo de
poco tiempo y parece ser el más rápido. Al llegar a Phedi, el bus me deja en la
carretera, y delante de mi se encuentran unas inclinadísimas escaleras que
suben a una montaña. Empiezo a subirlas y nada más empezar me doy cuenta de que
va a ser más duro de lo que esperaba. A tan solo 15 minutos estoy agotado,
ahogado, mi mente piensa en dar la vuelta y no seguir. Pero no puede ser, he
decidio hacer este trekking y lo tengo que conseguir, Cuando empiezo a alcanzar
cierta altura veo el río que cruza el punto donde he empezado. Si desde aquí
hay unas vistas preciosas, que no puede ofrecerme el camino cuando esté arriba
del todo. Así que endurezco mi mente y sigo subiendo. Después de dos horas
subiendo las infernales escaleras llego a Damphus, donde me encuentro con la
primera aldea de montaña. Preciosas casitas de piedra, un templo budhista, unas
vistas increíbles. Todo indica que debo seguir andando. Después de subir tantas
escaleras el camino ya no es tan duro, aunque sigue siendo subida, no son
escaleras de tan elevada inclinación. Empiezo a meterme en las montañas por
caminos estrechos, cruzo pequeñas aldeas de no más de 10 casas. Los aldeanos me
reciben con un amable Namasté y amplias sonrisas en sus caras. Me hacen sentir
bien, todo empieza a tener mejor aspecto. Tras cinco horas y media de caminata llego
a una pequeña aldea llamada Tolka, mi cuerpo se ha acostumbrado a andar, no
siento el cansancio tan fuerte como al principio, mi cuerpo da para seguir
caminando pero empieza a llover. Como no quiero resfriarme el primer día, me
paro a descansar esperando a que la lluvia cese, como algo caliente, y me da el
bajón. Decido pasar la noche en Tolka. Además, la aldea se encuentra a orillas
de un acantilado, con vistas a una garganta montañosa, desde donde puedo ver
los arrozales y campos de cultivo en los inclinados bancales en la laderas de
las montañas, y la família que regenta el refugio es amable y acogedora.
Después de comer, me doy una ducha, al enfriar mi cuerpo puedo notar el frío de
las montañas, por lo que me abrigo con el polar que he alquilado. Me tumbo a
leer en mi cama y me quedo dormido. Después de una pequeña siesta, me despierta
la conversación de un nuevo viajero que se ha instalado en el hotel. Al ser
temporada baja, estamos los dos solos. Salgo a conocerlo. Su nombre es Gibson,
viene de Washington, tiene 18 años y es su primer viaje solo. Disfrutamos de
una agradable charla. Me doy cuenta de que el cielo está despejado y cual fue
mi sorpresa cuando al mirar al horizonte me encuentro con uno de los picos más
elevados del parque nacional. A lo lejos puedo divisar la blanca nieve
reluciente del Annapuna South, de 7.219 metros de alto. Ahora sí lo tengo
claro, tengo que llegar allí como sea. Después de una agradable y gélida charla
con Gibson y la família del refugio, me voy a dormir, mañana me espera un largo
día,
Me despierto a las
5.45h para tomar mi desayuno y continuar mi camino. El cielo está completamente
despejado, así que aprovecho para hacer algunas fotos del paisaje. Una tortilla
de vegetales, un pan tibetano con queso de yak fundido y una caliente taza de
té con leche será mi desayuno. Me despido de Gibson y la familia y empiezo mi
camino. Esta vez me toca bajar durante 2 horas, pues toda la montaña que había
subida me tocaría descenderla para ir a buscar otra montaña que subir. Al llegar
abajo me sorprende la forma de cruzar el río. Se trata de un puente colgante,
inestable, hecho de trozos de madera atados a cables metálicos. A partir de
ahora es a lo que tengo que enfrentarme cada vez que pase de montaña a montaña
y tenga que cruzar un rio. En el camino, entre aldea y aldea, me encuentro con
porteadores. Se trata de personas que trabajan tranportando cosas de una aldea
a otra, ya que me encuentro en un parque nacional protegido donde no pueden
entrar vehículos de ningún tipo. Los portadores llevan el equipaje que no puede
ser soportado por los caminantes, la comida para abastecer a los refugios, los
vegetales colectados en los campos de cultivo que se distribuyen por las
aldeas, e incluso materiales de construcción como vigas de madera y troncos. Lo
más curisos de todo es que todo se transporta cargado a la espalda con una
cuerda que se sujeta a la frente del portador. Como todavía estoy en las zonas
más bajas, puedo ver grupos de burros que cargan con arroz y otros alimentos
que serán distribuidos por los refugios. Es por este motivo, que cuanto más
alto está uno, más se encarecen los precios de la comida, bebida y otros
artículos que se compran en los refugios. Y no me extraña porque considero que
el trabajo del portyeador es de los más duros que he visto en mi vida.
Después de dos horas
de bajada, disfrutando de paisajes, aldeas y aldeanos, llego a una aldea
llamada New Bridge, donde se encuentra el puente más largo del camino. La gente
pasa despacio, con mucho cuidado, ya que es un puente inclinado hacia un lado y
que al pisar se balancea como un péndulo. A partir de New Bridge el camino
vuelve a endurecerse con inclinadas escaleras. En el siguiente pueblo, Jinhu,
vuelve a alcanzarme la lluvia, por lo que hago una parada para comer, mi
estómago ya me lo estaba pidiendo. Comparto mi comida con una pareja de Olot,
se me hace divertido hablar catalán en medio de los Himalaya. Al terminar de
comer descubro que la tormenta era de tan solo 15 minutos y el tiempo me
permite seguir mi camino, pero antes de alcanzar el siguiente pueblo, me
dispongo a visitar los Hot Springs. Después de 15 minutos de bajada que se
convertiran en 30 minutos de subida a la vuelta, llego a unas piscinas de agua
caliente a la orilla del río. El agua sale a chorros de un orificio en las
rocas, humeando por su altas temperaturas en contraste con el frío del
ambiente. La gente disfruta de un baño en dos piscinas que se han preparado con
piedras de las montañas, acumulando el agua de los chorros calientes. Yo decido
no bañarme, pues si me relajo demasiado, no podré llegar a mi siguiente
destino, así que después de hacer unas bonitas fotos, ando de vuelta a Jinhu. Y
desde allí, el tramo más duro del camino. Dos horas de intensa subida por unas
escaleras que se acercan a los 90 grados. Lo que más me sorprendió fue que en
medio de la subida había una pequeña casita donde vivía una madre y un hijo,
éste en silla de ruedas debido a un restraso mental. La família vivía atrapada
en medio de la nada, aún así recibían al viajero con amable cordialidad, y
ofrecían sus bebidas refrescantes para el descanso. Es un claro ejemplo de como
vivir feliz en una de las peores condiciones del mundo. Sigo subiendo escaleras
durante hora más y por fin alcanzo Chomrrong, a 2.170 metros de alto, Un pueblo
donde las casas y hoteles se disponen colgados de la ladera de una inclinada
montaña. Al llegar a la cima del pueblo descubro las vistas más impresionantes
de todo el camino, un acantilado deja ver de fondo los picos más altos de los
Annapurna. A la derecha, el Machhapuchhre, cuya traducción significa cola de
pez, con 6.993 metros de alto deja ver su pico nevado reluciente al sol. En el
centro, el Annapurna III (7.555 mts) y a la izquierda el Annapurna South. Las
vistas parecen sacadas de un cuento, un lugar increíble. Allí conozco a Rocío
de Terrassa, a Ricardo de Italia y me reencuentro con Gibson. Se agradece
conocer gente agradable con quien compartir los largos momentos de descanso.
Mañana, empieza el
verdadero ascenso a las zonas altas de mi camino. Veo la nieve cada vez más
cerca. Los inmensos gigantes blancos se presentan delante de mí con un caracter
de imposición. Un sentimiento de entre miedo y atracción invaden mi cuerpo. No
se que me encontraré ahí arriba pero quiero descubrirlo, pues me encuentro
rodeado de las montañas más altas del mundo. Eso sí, a partir de ahora tengo
que calcular bien mis pasos, pues el camino empieza a alcanzar alturas
peligrosas. Mañana mi seguro dejará decubrirme por sobrepasar la altura de
seguridad, 2.500 metros y hay que tener especial cuidado con el mal de altura.
Se recomienda no ascender más de 500 metros de altura al día y alimentarse de
mucho líquido y ajo. Así que he decidio que a partir de ahora me alimentaré de
sopa de ajo. Os veo mañana en el ascenso. Un beso a todos. Os quiero.
Annapurna Ghorepani trek ,
ResponderEliminarOne of the Best view trekking & Rural ethnic Villages .
This trek starting point drive pokhara to Nayapul walk to starting easy trek through picturesque mountain village , forest of bright rhododendron and a variety of ethnic groups and cultures winding your way up terraced hillside pass through villages of the Gurung and chhetri people and emerge onto ridges to indulge in incredible views . the highlight and high point of the trek is poon hill , which offers the best panoramic view of the high Himalayan in Nepal Annapurna ,Dhaulagiri & fish – tail , and explore ghandruk village teak to Dhampus this trek ending point phedi dive to pokhara .
http://www.nepalguidetrekking.com/index.php