Hola a todos!
Hoy empieza el
verdadero ascenso al ABC. No tengo pensado llegar hoy, pues aunque mis piernas
aguantarian el camino, podría caer en enfermo debido al mal de altura. Así que
ahora empezaré a caminar despacito, haciendo paradas largas para descansar, e
ir comprobando como se encuentra mi cuerpo respecto a la presión de la altura.
Ayer, al llegar a Chomrrong, a 2.170 metros de altura, noté la presión en mis
oídos en forma de tapón, pero con un bostezo fue suficiente para remediarlo.
Desde Chomrrong puedo
ver el siguiente pueblo al que me dirijo, Sinuwa, que se encuentra en la
montaña de enfrente. Así que ahora me tocará volver a descender hasta el río,
para volver a ascender a Sinuwa. Desde las vistas del acantilado no parece nada
fácil, pero vamos allá. Al empezar a caminar descubro que el descenso de
Chomrrong está formado por cientos (o miles) de escaleras muy inclinadas, lo
que me da a entender que a la vuelta me tocará sufrir. Después de llegar a
Sinuwa el camino se hace agradable, formado por sube y baja muy suaves,
siguiendo el rio. Y al cruzar la aldea de bamboo, puedo ver el camino directo
hacia las montañas más altas, las tengo casi encima. A estas alturas, el sudor
se congela rápido en los descansos, así que en cada parada hay que tender la
camiseta mojada y cubrirse con el polar para no caer refriado.
Sigo subiendo, sigo
cruzando pequeñas aldeas, hasta llegar a Dhoban, donde tomaré un largo descanso
debido a que me encuentro a una altura bastante elevada. Los oídos vuelven a
taponarse. Aquí la gente empieza a tener mareos, dolores de cabeza, pero yo me
encuentro perfectamente. De todas maneras, voy a parar a comer algo y esperar 1
hora para ver si mi cuerpo reacciona mal a la altura, Al entrar en el comedor a
comer, me encontré con Ricardo y conocimos una pareja de estadounidenses
(Colorado) que viajan con dos chicas nepalíes que les hacen de guía, un grupo
de unos 6 italianos y una familia de indios de Bombay. Disfrutamos de un buen
rato juntos. Al querer seguir mi camino hacia la aldea llamda Himalaya, veo que
ha empezado a nevar, y los locales me recomiendan no subir a la siguiente
aldea, pues solo tiene dos pequeños refugios y quizás no encuentre lugar para
dormir, Todo indica que tengo que pasar la noche en Dhoban, pero me alegro
porque estoy en buena compañía. La pareja de Colorado lleva consigo un juego
llamado Tangoes, que consiste en imitar figuras dibujadas en unas cartas, a
través de piezas geométricas de distintas formas. Pasamos un rato divertido,
jugando, riendo, charlando y haciendo bromas. La família de Bombay me hizo
echar de menos a mis amigos indios. Nepal es precioso, pero mi corazón sigue en
India.
Al día siguiente por
la mañana, un buen madrugón, un buen desayuno, y a seguir caminando. Hoy, si la
altura no me la juega, pienso llegar al campamento base del Machapuchre. El
único problema es que hay una diferencia de altura de 1.200 metros y lo
recomendado es no subir más de 500 metros al día. Si algo he aprendido en la
India es que no hay que escuchar a la mente por encima del cuerpo, así que
vamos a concentrar toda mi atención en mi cuerpo, él mandará en esta subida. Si
se queja paro, sinó, alcanzaré el MBC (Machhapuchhre Base Camp).
La primera sorpresa
que me encuentro en el camino es un cartel que dice "Riesgo de
Avalancha". Suena fatal, pero no hay que tener miedo, la suerte siempre me
acompaña. Y al rato de estar caminando, me encuentro con la primera avalancha.
Mi suerte es que ya había caído, no se cuando, pero el color blanco de la nieve
reflejaba que no hacía mucho. Los caminantes que habían pasado por ahí antes
que yo habían hecho un caminito en medio de la nieve que cruzaba la avalancha
de extremo a extremo. De todas maneras, estar caminando por nieve que ha caído
de las alturas no es agradable, siempre queda el miedo de que vuelva a caer más
nieve, o de resvalar y seguir el camino de la nieve acantilado abajo. Con mucho
cuidado la cruzo. No podéis imaginar lo que se siente al estar en medio de una
avalancha, viendo el curso que ha seguido la nieve en su caída bajo mis pies.
Esto si me hace subir la adrenalina. Siguiendo el camino descubriré que no es
la única avalancha que me tocará cruzar, pues en el camino me encontraré con 5
o 6 más.
Al llegar a Deurali,
considero que he subido demasiado de golpe, así que haré una parada para comer
y verificar el estado de mi cuerpo. Al cabo de una hora mi cuerpo sigue estando
perfectamente, quizás porque sigo alimentándome de sopa de ajo, quizás porque
la altura me afecta menos que a otras personas, cada cuerpo es un mundo.
Mientras he descansado ha estado nevando, supongo que es la hora, ya que el
tiempo en las montañas es bastante regular, y ya empiezo a conocerlo. Desde el
anochecer hasta las 9 de la mañana el cielo se mantiene claro y despejado y es
la mejor hora para hacer fotos de las montañas. De 9h a 11h de la mañana se
nubla. Y de 11h a 13h, en alturas bajas llueve, y en las altas nieva. Como ya
ha parado de nevar y me encuentro bien, voy a hacer el ascenso al MBC, ya que
me gustaría pasar la noche allí para mañana por la mañana subir pronto al
destino final, el ABC, y poder disfrutar de las claras vistas de la mañana.
Compruebo que ya no
nieva antes de salir, ha pasado la hora de peligro de nieve, así que allí voy.
Lo que no sabía yo es que esta vez el tiempo me iba a traicionar. Depués de
quinze minutos caminando, empieza a nevar de nuevo. No se que hacer, o sigo o
me vuelvo. Tengo dos horas de ascenso, y si no para de nevar puede ser
incómodo. Me fijo que hay dos chicos delante de mi en el camino, ellos
continúan andando, pues yo también. Nunca me ha gustado dar marcha atrá, más
que para coger carrerilla. Pues por valiente me he enfrentado al momento más
duro del trekking. Al seguir a los dos chicos que iban delante de mi, hemos
acabado los tres perdidos, pues en el cruze de una avalancha de piedras, no
estaba muy claro el camino. Así que hemos tenido que retroceder un tramo, y
justo en este momento a empezado a nevar con intensidad. Los dos chicos se han
dado la vuelta, yo ya estoy envalentonado, así que para arriba que voy.
Al encontrar el
camino correcto, descubro que todo está empezando a cubrirse de un blanco manto
de nieve. Ésta está cuajando en árboles, piedras, etc... y como nadie pasa por
el camino, también lo está cubriendo de nieve. La subida cada vez se hace más
dura. El terreno es inclinadísimo, pero esta vez no hay escaleras, si no
piedras gigantes con las que hay que tener cuidado porque están cubiertas de
nieve. El viento empieza a soplar con fuerza, se oyen truenos ensordecedores,
sin darme cuenta me he metido en una tormenta de nieve. Empiezo a descubrir
algunos defectos en la ropa que había alquilado. La chaqueta waterproof no era
tan antiagua como me dijeron, y al deshacerse la nieve que me caía encima,
estaba calando la ropa y empapandome todo el cuerpo. La suela de las botas se
me había rajado, y la nieve entraba dentro de mis calcetines congelandome los
pies. Aún y así, dentro del desastre que estaba resultando el ascenso, el
paisaje se estaba conviertiendo en algo precioso, parecido a un pesebre en
mitad de los Himalayas. Yo siempre he pensado que en esta vida todo tiene un
precio, y estaba pagando caras las maravillosas vistas que la tormenta de nieve
me ofrecía. Aún y así no me arrepiento de haber seguido andando, pues estos
momentos únicos solo se pueden disfrutar con un poquito de sufrimiento, y como
todo está en la mente, para mi pesa más lo bueno que lo malo.
Al llegar al MBC casi
no visualizo el camino, ya todo ha sido cubierto por la nieve. Me encuentro con
la pareja de Colorado, sus guías nepalíes y el grupo de italianos. Parece ser
que Ricardo y la familía de Bombay se han quedado en Deurali y se han ahorrado
la tormenta de nieve. Lo primero que hago al llegar al MBC es decirle a una de
las guías nepalíes que me hagan una foto, ya que quiero compartir este momento
con vosotros. Así que ahí me tenéis, destrozado por la díficil subida al MBC,
pero con una sonrisa de oreja a oreja. Supongo que es el orgullo de haberlo
conseguido. Si os fijáis en la última foto, es el lugar por el que he
ascendido. Si no véis el camino es porque se lo ha comido la nieve, pero si
podéis ver la inclinación de la subida y lo bonito que hay quedado el paisaje
con la nieve.
Al entrar en el
refugio y pedir una habitación, intento cambiarme de ropa, pues estoy empapado,
Cuál fué mi sorpresa al descubrir que la nieve había penetrado en mi mochila,
mojando toda mi ropa. No se que hacer. Me encuentro a 3.700 metros de altura,
todo cubierto de nieve, a unos siete grados bajo cero, y no puedo estar con
ropa mojada, pues me voy a congelar. Además, otra cosa que nadie me dijo y que
yo no pensé, fue que tenía que traer un saco de dormir. Detengo la angustia,
ésta no va a salvarme, ahora si le toca actuar a la mente. Piensa, Carlos,
piensa. Pregunto al dueño del refugio cuantas mantas puede dejarme. Me deja
tres, más una que robo de una cama vacía. Me meto desnudo en la cama bajo las
cuatro mantas mientras doy un pantalon, un par de calcetines y un polar al
dueño del refugio para que los ponga a secar junto a una `pequeña estufa de
queroseno. Las cuatro mantas no son suficientes. Mis pies se han congelado
debido a la raja de la suela de la bota, no los siento. Así que decido
masajearlos con fuerza, para ver si entran en calor. Tienen un aspecto
horrible, blancos como la nieve, arrugados y sin sensibilidad. Al rato de
frotarlos empiezo a recuperar la sensibilidad. Me meto entre las mantas como si
fuese una tienda de campaña, pienso que con mi respiración puedo proporcionar
calor a mi pequeña cueva. Y así es, intento respirar fuerte para que mi aliento
caliente la cama. Al rato he recuperado mi temperatura corporal, sí, tengo
frío, pero mi cuerpo ya no está enpeligro de congelarse. Cuando el dueño del
refugio me dice que mi ropa ya está seca, me visto y salgo al comedor. Hace un
frío que pela, pero entre la estufa de queroseno, el polar y algunas mantas con
las que me cubro, consigo meterme un plato de sopa ardiente en el cuerpo, que
me dan unpoquito más de calor.
Hoy me voy a dormir
prontito. No aguanto el frío, Además he puesto el despertador a las 4h de la
mañana. Quiero disfrutar del amanecer subiendo al punto más alto del trekking,
el Annapurna Base Camp, ABC. Buenas gélidas noches a todos.
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