Hola a todos!
Después de pasar este incríble día en Haridwar, me fui a media hora de bus siguiendo el Ganges, al punto donde este río deja los Himalayas y se convierte en la grandeza que recorrerá el norte de Índia hasta desenvocar en el mar de Bengala. Hoy os voy a hablar de Rishikesh o ciudad de los Rishi, que quiere decir sabio en Sanscrito. Rishikesh es conocida como la capital mundial del yoga, por lo que hay cientos de escuelas que enseñan los diferentes niveles y tipos de yoga que existen. Además también se imparten clases de meditación, reiki, astrología, masajes, cocina... Yo no he hecho ningún curso porque vine para pasar 2 días, aunque al final me quedé nueve, luego os explico el porque. Rishikesh es también el pueblo de los ashram (monasterios hinduístas) donde se puede vivir, comer, hacer cursos o, lo más curioso de todo, escuchar las conferencias que hacen los Babas por las mañanas en las que hablan de filosofía y ofrecen consejos para vivir en paz.
Bueno, pues al llegar a Rishikesh, descubrí que el pueblo se devidía en tres partes todas a la orilla del río. La primera era el pueblo en sí, ajetreado, ruidoso, sucio, pero con un mercado increíble. La segunda es Ram Julha, un conjunto de ashrams, hoteles, centros de yoga y restaurantes alrededor de un gran puente colgante que cruza el río de punta a punta. La tercera, es donde se encuentra el centro de todo lo espiritual y su nombre es Lashman Julha. Bueno, pues como la guía me recomendaba un ashram en Ram Julha, ese fue mi primer destino. Mi decepción fue que en todos los ashrams que pregunté no había ni un sola cama libre, estaba todo lleno, claro que siendo sabado debería haberlo imaginado. Un chico japonés muy simpático me llevo al hotel donde él se hospedaba, porque era limpio y de precio razonable. Al dejar mis cosas en el hotel decidí caminar siguiendo el Ganges, dirección Lashman Jhula. Justo cuando llegué a éste segundo puente, me dió por pensar en Mariano, el chico argentino residente en Barcelona que conocí en Mhabalipuram y que después volví a encontrar en Pushkar. Cual fue mi sorpresa cuando mientras pensaba en él, le vi aparecer en una moto, conduciendo como un loco. Le grité, y me vino a saludar. Son estas cosas increíbles que pasan en India, para los que crean en la energía y la conexiones es algo mágico, y para los no creyentes son casualidades que se hacen sentir mágico también. Mariano me dijo que estaban en Namaste Cafe, junto con José, Sirine, Eddie. Mathew y Samantha, que también los conocí en Pushkar. Cuando los ví todo fue alegría y sorpresa, así que mi paseo había terminado, me quede con ellos a tomar algo hasta el anochecer y en ese momento decidí que a la noche me mudaría a Lashman Julha para compartir mis días con ellos. Además, me presentaron a dos chicas portuguesas muy majas, Ana y Tita.
Lo que era una visita de dos días se convirtió en una increíble estancia de 9 días en los que hicimos muchísimas cosas. Lógicamente no voy a explicaros detalladamente todo lo que hemos hecho porque necesitaría dos blogs enteros, pero sí voy a explicaros lo más importante. Lo que más hemos hecho en Rishikesh ha sido compartir nuestra vida con el Ganges. Se dice que tiene un poder relgioso para los creyentes y energético para los no creyentes, ya que durante años, millones de personas han depositado buena energía y fé en este increíble río. Así que cada día nos dabamos uno o dos baños para cargarnos de esa energía positiva que éste río único en el mundo podía proporcionar. Una de las noches, después de una fiesta que prepararon los indios y alborotamos nosotros con nuestros bailes, nos fuimos a bañar al Ganges desnudos (no se lo digais a ningún indio, que no estamos seguros de haber profanado un lugar sagrado o no). Aquí, el grupo ya había crecido con la unión de Jorge, Edgar y Raquel de España y Guillem, Victor y... se me ha olvidado su nombre, de Brasil. Lo importante de Rishikesh es que el Ganges forma parte de todo. Por la noche se hace la puja (oración) del fuego, se le cantan mantras, los occidentales inventamos canciones del Ganges con nuestras cutres guitarras,... Es, como dicen los indios, la madre Ganga.
Otra de las cosas interesantes que hemos hecho fue alquilar un moto para adentrarnos un poquito en los Himalayas. Mariano y Mathew alquilaron una, Tita, Ana y yo otra, porque en India ir tres en una moto y sin casco es lo más común. Fuimos a bañarnos en unas cascadas heladas, donde de una roca caía un chorrito de agua que representaba el agua de Shiva. Nos atrevimos a beber por la pureza del río y no nos hizo nada malo, es agua de nieve. Tambien pasamos un buen rato saltando desde unas rocas a una poza. Más tarde, seguimos subiendo por curvas y más curvas hasta el templo de Shiva, donde hicimos las oraciónes y pujas correspondientes. Al volver, estuvimos en el cruze donde se une un pequeñe afluente al Ganjes, un lugar precioso, con unas vistas increíbles de los Himalayas. Al irnos vimos follon en una playa fluvial, y al acercarnos descubrimos que un famoso cantante estaba grabando su álbum en la orilla del Ganges. Disfrutamos de la música, bailamos con todos los indios que se animaron un montón al ver nuestra juerga.
Otra de las tardes la dedicamos al acroyoga. Es una modalidad de yoga que se hace entre dos personas, una abajo que portea al que está arriba volando. Mientras el de arriba hace posturas de yoga es masajeado y estirado por el porteador. La verdad es que además de relajante, salen unas posturas muy bonitas. Aproveché la puesta de sol para sacar fotos increíbles, y claro está gracias a las acrobacias de Samantha y a la experiencia de Mathew con el acroyoga.
Otro de los día asistimos a una clase de yoga impartida por un yogui hindú de 70 años. Qué flexibilidad y que cuerpazo. La clase fue amena y divertida, eso sí, me di cuenta de que tengo un gran problema de flexibilidad alq ue debo poner atención. También estuvimos en una conferencia de un Baba Brasileño, que sintió la llamada de la Índia a través de los sueños, y ahora es el dueño de un gran ashram. Una de las emociones más fuertes fue el dia de la meditación. Para los que no hayais oído hablar de Osho (mundialmente conocido), se trata de un baba que fue expulsado de la Índia porque sus métodos de meditación no eran aceptados. Se fue a Estados Unidos, donde tampoco tuvo mucho éxito en su aceptación. Hoy en día, está totalmente aceptado en todo el mundo, ya que se ha comprobado que su sistema para meditar es totalmente efectivo. Pues asistimos a una de sus clases matutinas, y la verdad es que fue increíble. Te hace hacer locuras como bailar, gritar, llorar, reír... todo al máximo, para después disfrutar del silencio de la meditación. Es como que te lleva al límite de tu físico, para que después no tengas consciencia de él a la hora de meditar. Una experiencia totalmente recomendable. Para los que queráis saber más de Osho, deciros que hay libros traducidos al esppañol que se pueden encontrar en cualquier parte del mundo.
Pero la mayor parte de las horas en Rishikesh las pasabamos en el Namaste Cafe. Era el punto de encuentro, donde ibamos recién levantados para compartir el desayuno con otros que habían coincidido en la hora de despertar, donde comiamos, cenabamos y haciamos toda nuestra vida. Tengo que dar las gracias a José y Sirine, porque ellos me enseñaron a tejer macramé con gran paciencia. También quiero dar las gracias a Mariano, por ser la voz que acompañaba a mi guitarra en esas eternas juergas nocturnas que hacían bailar y reír tanto a indios como occidentales. Y a todos los que estuvimos allí, por compartir esos momentos tan divertidos, hablando de filosofía, del mundo, de cualquier cosa que resultara interesante.
El último día antes de marchar, fue el día de luna llena, muy importante en la India por la descarga energética que proporciona. Fuimos a celebrar la Full Moon Party a la playa, pero en plan Shanti Shanti (relajados en hindi). Yo llevé la guitarra, una chica trajo un Om gigante con el que nos deleitó con una suave voz recitando mantras, otra chica cantaba con un Uquelele y todo a la orilla del Ganges, protegidos por una duna de arena, calentandonos al fuego de una hoguera.
Estoy seguro de que algo se me olvida. Hemos hecho tantas cosas y tan interesantes.... Pero bueno, en resumen, Rishikesh ha sido una de las mejores experiencias de la India, me ha abierto el corazón, me ha callado la mente, y me he sentido plenamente feliz. Gracias a todos los que me habéis acompañado en estos grandes días. Os quiero un montón.
Después de pasar este incríble día en Haridwar, me fui a media hora de bus siguiendo el Ganges, al punto donde este río deja los Himalayas y se convierte en la grandeza que recorrerá el norte de Índia hasta desenvocar en el mar de Bengala. Hoy os voy a hablar de Rishikesh o ciudad de los Rishi, que quiere decir sabio en Sanscrito. Rishikesh es conocida como la capital mundial del yoga, por lo que hay cientos de escuelas que enseñan los diferentes niveles y tipos de yoga que existen. Además también se imparten clases de meditación, reiki, astrología, masajes, cocina... Yo no he hecho ningún curso porque vine para pasar 2 días, aunque al final me quedé nueve, luego os explico el porque. Rishikesh es también el pueblo de los ashram (monasterios hinduístas) donde se puede vivir, comer, hacer cursos o, lo más curioso de todo, escuchar las conferencias que hacen los Babas por las mañanas en las que hablan de filosofía y ofrecen consejos para vivir en paz.
Bueno, pues al llegar a Rishikesh, descubrí que el pueblo se devidía en tres partes todas a la orilla del río. La primera era el pueblo en sí, ajetreado, ruidoso, sucio, pero con un mercado increíble. La segunda es Ram Julha, un conjunto de ashrams, hoteles, centros de yoga y restaurantes alrededor de un gran puente colgante que cruza el río de punta a punta. La tercera, es donde se encuentra el centro de todo lo espiritual y su nombre es Lashman Julha. Bueno, pues como la guía me recomendaba un ashram en Ram Julha, ese fue mi primer destino. Mi decepción fue que en todos los ashrams que pregunté no había ni un sola cama libre, estaba todo lleno, claro que siendo sabado debería haberlo imaginado. Un chico japonés muy simpático me llevo al hotel donde él se hospedaba, porque era limpio y de precio razonable. Al dejar mis cosas en el hotel decidí caminar siguiendo el Ganges, dirección Lashman Jhula. Justo cuando llegué a éste segundo puente, me dió por pensar en Mariano, el chico argentino residente en Barcelona que conocí en Mhabalipuram y que después volví a encontrar en Pushkar. Cual fue mi sorpresa cuando mientras pensaba en él, le vi aparecer en una moto, conduciendo como un loco. Le grité, y me vino a saludar. Son estas cosas increíbles que pasan en India, para los que crean en la energía y la conexiones es algo mágico, y para los no creyentes son casualidades que se hacen sentir mágico también. Mariano me dijo que estaban en Namaste Cafe, junto con José, Sirine, Eddie. Mathew y Samantha, que también los conocí en Pushkar. Cuando los ví todo fue alegría y sorpresa, así que mi paseo había terminado, me quede con ellos a tomar algo hasta el anochecer y en ese momento decidí que a la noche me mudaría a Lashman Julha para compartir mis días con ellos. Además, me presentaron a dos chicas portuguesas muy majas, Ana y Tita.
Lo que era una visita de dos días se convirtió en una increíble estancia de 9 días en los que hicimos muchísimas cosas. Lógicamente no voy a explicaros detalladamente todo lo que hemos hecho porque necesitaría dos blogs enteros, pero sí voy a explicaros lo más importante. Lo que más hemos hecho en Rishikesh ha sido compartir nuestra vida con el Ganges. Se dice que tiene un poder relgioso para los creyentes y energético para los no creyentes, ya que durante años, millones de personas han depositado buena energía y fé en este increíble río. Así que cada día nos dabamos uno o dos baños para cargarnos de esa energía positiva que éste río único en el mundo podía proporcionar. Una de las noches, después de una fiesta que prepararon los indios y alborotamos nosotros con nuestros bailes, nos fuimos a bañar al Ganges desnudos (no se lo digais a ningún indio, que no estamos seguros de haber profanado un lugar sagrado o no). Aquí, el grupo ya había crecido con la unión de Jorge, Edgar y Raquel de España y Guillem, Victor y... se me ha olvidado su nombre, de Brasil. Lo importante de Rishikesh es que el Ganges forma parte de todo. Por la noche se hace la puja (oración) del fuego, se le cantan mantras, los occidentales inventamos canciones del Ganges con nuestras cutres guitarras,... Es, como dicen los indios, la madre Ganga.
Otra de las cosas interesantes que hemos hecho fue alquilar un moto para adentrarnos un poquito en los Himalayas. Mariano y Mathew alquilaron una, Tita, Ana y yo otra, porque en India ir tres en una moto y sin casco es lo más común. Fuimos a bañarnos en unas cascadas heladas, donde de una roca caía un chorrito de agua que representaba el agua de Shiva. Nos atrevimos a beber por la pureza del río y no nos hizo nada malo, es agua de nieve. Tambien pasamos un buen rato saltando desde unas rocas a una poza. Más tarde, seguimos subiendo por curvas y más curvas hasta el templo de Shiva, donde hicimos las oraciónes y pujas correspondientes. Al volver, estuvimos en el cruze donde se une un pequeñe afluente al Ganjes, un lugar precioso, con unas vistas increíbles de los Himalayas. Al irnos vimos follon en una playa fluvial, y al acercarnos descubrimos que un famoso cantante estaba grabando su álbum en la orilla del Ganges. Disfrutamos de la música, bailamos con todos los indios que se animaron un montón al ver nuestra juerga.
Otra de las tardes la dedicamos al acroyoga. Es una modalidad de yoga que se hace entre dos personas, una abajo que portea al que está arriba volando. Mientras el de arriba hace posturas de yoga es masajeado y estirado por el porteador. La verdad es que además de relajante, salen unas posturas muy bonitas. Aproveché la puesta de sol para sacar fotos increíbles, y claro está gracias a las acrobacias de Samantha y a la experiencia de Mathew con el acroyoga.
Otro de los día asistimos a una clase de yoga impartida por un yogui hindú de 70 años. Qué flexibilidad y que cuerpazo. La clase fue amena y divertida, eso sí, me di cuenta de que tengo un gran problema de flexibilidad alq ue debo poner atención. También estuvimos en una conferencia de un Baba Brasileño, que sintió la llamada de la Índia a través de los sueños, y ahora es el dueño de un gran ashram. Una de las emociones más fuertes fue el dia de la meditación. Para los que no hayais oído hablar de Osho (mundialmente conocido), se trata de un baba que fue expulsado de la Índia porque sus métodos de meditación no eran aceptados. Se fue a Estados Unidos, donde tampoco tuvo mucho éxito en su aceptación. Hoy en día, está totalmente aceptado en todo el mundo, ya que se ha comprobado que su sistema para meditar es totalmente efectivo. Pues asistimos a una de sus clases matutinas, y la verdad es que fue increíble. Te hace hacer locuras como bailar, gritar, llorar, reír... todo al máximo, para después disfrutar del silencio de la meditación. Es como que te lleva al límite de tu físico, para que después no tengas consciencia de él a la hora de meditar. Una experiencia totalmente recomendable. Para los que queráis saber más de Osho, deciros que hay libros traducidos al esppañol que se pueden encontrar en cualquier parte del mundo.
Pero la mayor parte de las horas en Rishikesh las pasabamos en el Namaste Cafe. Era el punto de encuentro, donde ibamos recién levantados para compartir el desayuno con otros que habían coincidido en la hora de despertar, donde comiamos, cenabamos y haciamos toda nuestra vida. Tengo que dar las gracias a José y Sirine, porque ellos me enseñaron a tejer macramé con gran paciencia. También quiero dar las gracias a Mariano, por ser la voz que acompañaba a mi guitarra en esas eternas juergas nocturnas que hacían bailar y reír tanto a indios como occidentales. Y a todos los que estuvimos allí, por compartir esos momentos tan divertidos, hablando de filosofía, del mundo, de cualquier cosa que resultara interesante.
El último día antes de marchar, fue el día de luna llena, muy importante en la India por la descarga energética que proporciona. Fuimos a celebrar la Full Moon Party a la playa, pero en plan Shanti Shanti (relajados en hindi). Yo llevé la guitarra, una chica trajo un Om gigante con el que nos deleitó con una suave voz recitando mantras, otra chica cantaba con un Uquelele y todo a la orilla del Ganges, protegidos por una duna de arena, calentandonos al fuego de una hoguera.
Estoy seguro de que algo se me olvida. Hemos hecho tantas cosas y tan interesantes.... Pero bueno, en resumen, Rishikesh ha sido una de las mejores experiencias de la India, me ha abierto el corazón, me ha callado la mente, y me he sentido plenamente feliz. Gracias a todos los que me habéis acompañado en estos grandes días. Os quiero un montón.
Que bonito!!!!!vuelves a captar puestas de sol...uuummmm preciosas....disfruta todo lo que puedas de la india que ya te queda poco que estar ahí...solo te quedan siete dias no? pues aprovechalos al máximo, al 100%. Sigue cuidantote.Muchos besos. Te quiero!!!!
ResponderEliminarque guayyy!!!!Veo que te lo estas pasando genial y ademas cada dia sois mas jajajaj Conociendo un monton de gente de todos lados ese es mi Charly.Aprovecha al maximo ,vale.
ResponderEliminarAhhh las fotos geniales, las piruetas con la puesta de sol al fondo extraordinarias jajaj.
AHhh en la galeria hace dias que no cuelgas fotos no?Bueno las de las paginas ya me bastan.Un besazo guapissimo muuuuuuaaaaa
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSe me vuelve a juntar todo...=( pero hoy leo todo lo que me keda!! =D xq esas fiestas no se harán aki?? tienes q traernos un poco de esa vida y sobretodo de esa energia ;) x cierto!! el dibujo de tu camiseta amarilla, eres tú??? un besazo Carlos!! sigue cuidandote y pasandolo en grande, q como dice tu madre...ya mismo te tenemos aki ;)! muaakaa!!
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