Hola a todos!
No sabeis como me ha
costado dejar Rishikesh. Ham sido dias dias tan mágicos, y con gente tan
agradable. En India coges cariño a la gente muy rápido, en un día parece que
les conoces de toda la vida. Ha sido difícil despedirme del grupo, y de un
pueblo tan maravilloso, y aunque parezca mentira, me daba mucha pena dejar el
Ganges. Es como que me he unido muchísimo al río, supongo que no todas las
relaciones son solo con personas, la naturaleza también te aporta sentimientos
increíbles. Mi próximo destino es de ciudad, pero no una ciudad cualquiera,
viajo a la gran capital, Delhi. Mi gran suerte es que no voy solo, pues mis
amigas Tita y Ana tienen el mismo destino que yo, así que compartiremos unos
días juntos.
Os voy a explicar
nuestro viaje de Rishikesh a Delhi, porque ha sido de lo más interesante, toda
una aventura. Desde Rishikesh tomamos un bus a Haridwar de donde saldría un
tren hacia Delhi. Bueno, pues nada más subir al bus vi un señor que viajaba con
nostros y llevaba unas pinzas para cargar baterías. Más tarde entendí por que,
pues el bus se paró en mitad del camino para alimentarse de la batería de otro
bus, lo que hizo que tardaramos 1h en vez de 30 minutos. Así es la India, las
cosas funcionan sí o sí, o más bien funcionan como pueden. Al llegar a la
estación de Haridwar no dijeron que había dos trenes, uno a las 18h y otro a
las 20h, pero no nos querían vender tiquets para el de las 18h, así que
compramos el de las 20h para colarnos en el de las 18h, que no queríamos pasar
toda la tarde esperando en Haridwar. Al subir al tren de las 18 horas lo
entendimos todo. Era un tren privado, con aire acondicionado, supercómodo, más
rápido que los trenes públicos, incluía comida y bebida gratis y su precio era
de 1.2000 rupias cuando nosotros solo habíamos pagado 60 rupias. Así que solo
teníamos que esperar a que viniera el revisor y hacernos los tontos. Le dijimos
que en la estación nos habñian dado este tiquet con este horario y que no
sabíamos que pasaba. Las opciones eran pagar las 1.200 rupias, pagar una multa
de 3.600 rupias, o bajarnos en la próxima estación. Así que decidimos decir al
señor que bajaríamos en la siguiente estación y así teníamos tiempo àra pensar
que hacer. Cuando el tren paró en la estación nos bajamos para cambiar de
vagón, quizás otra revisor sería más compasivo. Cuando corríamos para hacer el
cambio no paró el cocinero del tren, que había escuchado nuestro problema, nos
metió en la cocina del tren y nos hizo un hueco entre platos y comida. Nos
ofreció cena y agua, y nos trató super bien. Nosotros nos ofrecimos para ayudar
en la cocina pero no nos dejó hacer nada. Así que viajamos en un tren de lujo,
más rápido que nadie, por sólo 60 rupias. Esto es lo que los indios llaman
¡Magic India!
Al llegar a Delhi,
cenamos algo, buscamos un albergue y fuimos a dormir. Nos esperaban dos días
intensos, ya que nuestro viaje ala capital era por tema de negocios. Tanto las
chicas como yo queríamos encontrar buenos productos para vender en España. Los
hoteles en Delhi son de lo más caro de la India, así que decidimos compartir
una cama grande entre los tres para que saliera más barato. Al final ha sido
mñas incómodo de lo que esperabamos, porque en estas fechas en Delhi hace un
calor horrible. Entre eso y los mosquitos, estaba complicado pegar ojo.
Por la mañana
empezamos las visitas a los bazares para buscar cosas que poder comprar.
Primero estuvimos en un mercado subterráneo gigante, pero todo lo que vendían
era moderno y occidental. El único que compró algo fui yo, que conseguí unas
gafas Rayban por 1€, así que quizás vuelva ciego a España. Después fuimos a un
mercado Rjasthaní, pero resultó ser pequeño, con poca variedad y con precios
abusivos. Las chicas estaban buscando faldas del Rajasthan, pero como no les
convencía el mercado decidieron que irían a Jaipur, porque donde mejor para
comprar cosas Rajasthaníes que en el propio Rajasthan. A la tercera va la
vencida, pues en el tercer mercado que visitamos encontramos cosas
interesantes. Visitamos el Tibetan Market, un mercado de unas 15 o 20 tiendas
cargadas de joyería tibetana y empaquetada en grandes cantidades para la
exportación. Pasamos toda la mañanana, viendo todo tipo de collares,
pendientes, pulseras, anillos... Una marvilla. Pero antes de hacer las compras
teníamos que comparar, así que cogimos un Rickhaw y fuimos al mercado
principal, cerca de la estación de trenes de Nueva Delhi. Este mercado esra
enorme, con tiendas de ropa, de joyas, de artesanías,... Todo lo que podáis
imaginar, productos de cualquier parte de la India. Así que ya nos tocaba
decidir, qué comprariamos en el mercado tibetano y qué compraríamos en el
mercado principal. Sin darnos cuenta se nos había hecho de noche, estabamos
agotados, y después de cenar volvimos al hotel par descansar. Antes, eso sí,
debíamos seguir practicando macramé, para aprender lo antes posible. Cuanto
antes aprendamos antes montamos negocio de joyas hechas por nosotros mismos.
Al día siguiente
fuimos a hacer las compras. Perdimos toda la mañana en ello. Además buscamos
una tienda donde vendían todo tipo de materiales para el macramé. e hicimos
buenas compras de hilos y piececillas de bronze para decorar. Ahora solo
necesitabamos práctica y mucha imaginación. Al mediodía fuimos a descargar
todas las compras al hotel, y fuimos a comer a un restaiurante cercano. Al
salir de comer... !Sorpresa! Estaba cayendo una tormenta increíble. Es la
primera vez que veo llover en India después de 3 meses viajando. No nos quedaba
otra que ir al hotel y pasar la tarde macrameando,
Bueno, después de dos
días de negocios, nos tocaba hacer un poco de turismo, Os explico, en Delhi hay
dos zonas muy diferentes, Nueva Delhi es así como más moderna, occidental,
pija, con tiendas de marcas y centros comerciales por todos sitios, restaurantes
bonitos y muchísimos cines y centros de ocio.Esta parte no nos interesaba nada.
Por otro lado esta Vieja Delhi, la verdadera ciudad india, caótica, súcia,
desordenada, pero con ese encanrto que tienen los lugares indios y que tanto
nos gusta a los viajeros. Así que nuestro primer destino fue Vieja Delhi.
Tomamos un rickshaw
hacía el fuerte rojo. Al llegar a la entrada, que por cierto es impresionante
por su tamaño y color, como su propio nombre indica, es rojo, decidimos no
visitarlo por dentro. En Rajasthán habíamos visitado muchos fuertes y aún nos
quedaba el de Agra, que los viajeron recomendaban como mejor que el de Delhi.
Así que depués de hacer unas fotos en la entrada fuimos caminando a Jama
Masjid, la mezquita más grande de toda la India. A los pies de la mezquita
encontramos un enorme mercado musulmán, donde estuvimos probando comida
callejera. La mezquita es preciosa, la pena es que no os puedo enseñar imágenes
de su interior porque me pedían bastante dinero por la camara, pero si os dejo una
foto de la puerta para que os hagais una idea. Ya por la tarde, tuvimos que
tomar una decisión, pues no nos quedamaba mucho tiempo, no queríamos pasar más
días en la estresante Delhi, y nos quedaban 3 cosas importantes por ver: Qitub
Minar que es una gran torre musulmana, Lotus Temple que es un moderno templo
con forma de flor de loto o Humayun's Tomb que es la tumba de un rey arabe. Así
que por recomendación decidimos ir a ver la tumba y creemos que fue la mejor
decisión. Se trata de un enorme mausoleo, de color rojizo, tipo Taj Mahal pero
más pequeño y con materiales de peor calidad. Pero el lugar es precioso e
impresiona mucho como hacían las tumbas de los reyes en la antiguedad.
Bueno, pues esto es
todo lo que tengo que contar de Delhi. Reconozco que he dedicado muy poco
tiempo a una ciudad que merece ser vista con detenimiento, pero el tiempo
empieza a apretar y hay cosas más interesantes que me apetece ver. Así que me
queda una visita pendiente para mi próximo viaje a India.
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