sábado, 20 de abril de 2013

Calcuta. Definitivamente



Hola a todos!

A primera hora de la mañana llegaba a Calcuta. Solo había estado cinco dás fuera pero me había parecido una eternidad. La noche pasada no pude dormir casi nada, pues un fuerte dolor de cabeza me estuvo atormentando durante todo el camino, supongo que fue provocado por la altura a la que se encuentra Darjeeling. Lo primero que hago al llegar a Sudder Street es ir a buscar a mi amiga Sheila, pues se que se suele despertar pronto para ir a trabajar a la ONG en la que colabora. Sheila me invita a desayunar y me ofrece colabrorar en acompañar a unos amigos de la calle al hospìtal. Conozco bien a esta familia de mis últimos días en Calcuta, y por supuesto que me apetece ayudarles. No se con que proposito he vuelto a Calcuta, no tengo ningún plan, el corazón me ha traido de nuevo aquí, así que simplemente voy a dejarme llevar.

Puja, la mujer a la que voy a acompañar al hospital, ha vivido casi toda su vida en la calle, bueno, mejor dicho, en esta calle. Apenas conoce la ciudad donde vive, y no sabe como hacer uso de los servicios públicos que estan a su disposición. Ahora vive en la acera, bajo un toldo de plastico, junto a Mahidul, su marido, y Melisa, su hija de un año y medio. Acaban de hacerle la prueba del embarazo y ha dado positivo, así que dentro de siete meses va a traer al mundo un hermanito para Melisa. Mahidul, su marido tienes problemas con el alcohol y la marihuana, así que a veces discuten porque no llega a casa el dinero que debería llegar para alimentarse. Lo normal es comer un plato al día, aunque Puja reconoce haber estado algunos dias sin comer. El motivo por el que quiero ayudarles, es porque considero que sus problemas podrían disminuir un poco tan solo aportando alguna información a la que nunca han tenido acceso. Así que nos ponemos manos a la obra y visitamos el hospital público más grande de Calcuta, el Medical College. Para quien no lo sepa, la mayoría de los hospitales de India son públicos, y lo único que se necesita para ser atendido són las dos rupias que vale el tique y una buena dosis de paciencia para aguantar las largas colas que provoca a superpoblación del país.

Primero, visitamos al doctor de cabecera, quien nos recetó montones de pruebas para las que debíamos conseguir fechas en los distintos edificios que componian el recinto hospitalario. Después de toda la mañana rellenando documentos, visitando doctores y reciobiendo dia y horas para las pruebas, conseguimos completar casi todo lo que nos habían pedido. Y el culpable de que no acabasemos con todas las fechas no fueron solo las colas para visitar al doctor, sino que aproveché esta primera visita para enseñare a Mahidul como tiene que llevar a su mujer al hospital cuando ella lo necesite. Muy amablemente quiso aprender y colaborar en todo, así que  después de varias visitas juntos Mahidul se enfrentaría en solitario a la burocrácia hospitaliaria, satisfaciendo las necesidades que la salud de su mujer requieren.
 
Mientras empleaba las mañanas en el hospital con Puja, Mahidul y Melisa, aprovechaba las tardes para conocer gente. Entre tantos, conocí a un grupo de chicas españolas con las que exploré una parte diferente de la ciudad. Con ellas disfrutábamos de buenos restaurantes y lugares bonitos. La verdad es que disfrutar de los mejores restaurantes de la ciudad por un precio inferior a diez euros por persona merece la pena, aunque al volver a la realidad de la calle a la mañana siguiente te hace remover todo tipo de sentimientos. Y como yo he venido a viajar para aprender y experimentar, estuve unos días jugando a saltar entre los polos más opuestos de Calcuta. Disfrutaba de lujosos manjares por la noche, mientras pensaba en que mi familia amiga no tendria un plato que echarse a la boca, y me iba a dormir con decenas de preguntas que empezaban en ¿Por que? No entiendo el por que yo puedo dormir en una cama, y ellos tienen que dormir en la calle, el por 1que yo puedo disfrutar si quiero de los restaurantes mas caros de la ciudad y ellos deben conformarse con un plato al día, el porque, por la simple ubicación geográfica o familiar de tu nacimiento, estas destinado a unas opciones u otras. Y la familia de Puja no paraba de enseñarme cosas. Me invitaban a comer de lo poco que tenian, no me faltaba te en ninguna de mis visitas, y compartian "su casa" como si fuese la mia. Me regaalaron dos camisetas que un turista les había dado, pues según Puja, lo que le dan es para compartir. Jugar con mis sentimientos entre lo rico y lo pobre me ha hecho entender muchas cosas que me costaban digerir, y es que a veces, uno tiene que llegar a los extremos para entender las verdades de la vida, pues lo que nos eja indiferentes no va a hacernos reaccionar.

Entre los amigos que fui conociendo estaba Jose, una persona a quien admiré desde el primer dia, pues nos conocimos discutiendo sobre las perspectivas de las relaciones humanas. Una vez acabada la discusión, me sentí afortunado de encontrar alguien que me plantara cara ante mis argumentos, yq ue me diera otra perspectiva de como se puede ver el mundo. Jose es un chico aventurero que empezó viajando por India, continuó colabrorando con ONG`s de Calcuta, y terminó por dejar su vida en España para dedicarse por completo a la creación de una ONG en la zona rural de Sunderban. Después de tres años viviendo en Bengala Occidental, su proyectro ya cuenta con un colegio público donde asisten más de doscientos niños, una cooperativa de trabajo para mujeres que les está dando autosuficiencia, y un proyecto de ecoturismo para acabar de financiar sus proyectos desde la propia zona y poder enseñar tan bonita tierra a quien quiera descubrirla. Pues bien, Jose se mostró hospitalario en mostrarnos sus proyecto, y nosotros curiosos por conocerlo, así que junto a cuatro simpáticas chicas de madrid, nos aventuramos a visitar Sunderbans de la mano de Jose. Salimos de Calcuta a mediodia en un coche modelo Ambassador Classic que Jose había adquirido hacía poco, y el que nos dejó tirados frente a una aldea en medio de campos agrícolas después de pinchar la rueda. Conseguir cambiar la rueda pinchada por la de repuesto fue toda una aventura, pues no disponiamos de las llaves para hacer el cambio y los coches que parabamos tampoco. Al final, con la ayuda de los aldeanos, conseguimos cambiar la rueda, pero el incidente nos hizo llegar a Sunderbans de noche, justo para cenar algo e ir a dormir. Al día siguiente nos despertamos en una casita hecha de bambú, bajo unas mosquiteras. AL salir a la calle, nos parecía estar en el paraíso. Nada más salir a la calle una enorme charca, de unos dos metros de profundidad, nos esperaba para darnos un chapuzón, y después nos ducharíamos en una fuente de bombeo automático.
 
En el día y medio que estuvimos en la aldea donde vive Jose, estuvimos más que bien atendidos, pues Jose es un magnífico anfitrión. Visitamos el colegio construido en un refugio anticiclones, compartimos un ratito con las mujeres que hacian nuevos diseños de ropa para la cooperativa, y estuvimos ayudando en la cosntrucción de casitas de bambú, paja y barro, que en poco tiempo servirán de alojamiento a los turistas que se acerquen a conocer esta bella tierra tropical. En cuanto a la comida, la estuvimos compartiendo con los niños del colegio, donde tuvimos un rtito para jugar con ellos y conocimos a algunos de los profesores del centro. Uno no valora la suerte de vivir en un lugar así hasta que no lo visita. Disfrutar del fresquito de las casitas de barro, sentirse acogido por la hospitalidad de la gente de las aldeas, dejar que la vista disfrute de bellísimos paisajes, y trabajar en un bonito proyecto en medio de la naturaleza, compartiendo con gente a la le encanta compartir. He de decir que Jose me ha provocado cierta envidia sana, que ha contribuido a remover algo más lo que Calcuta ya había removido. Desde hace un mes y medio siento que estoy cambiando, siento diferente y aprendo a ritmo acelerado. Lo que no se es hacia que camino va a llevarme esto, simplemente, me dejo llevar por la intuición, ella nunca me falla.
 
Después de volver de Sunderbans he seguido ayudando a la familia de Puja, pero ahora veo ue son más inpedendientes en cuanto al hospital. Esto me deja tranquilo, porque tengo la esperanza de ue el nuevo bebe no nazca en la calle en manos de turistas como nació Melisa. Además, me dan mas tiempo para dedicarme a otra gente, poder conocer las vidas de los que viven en la calle, descifrar cuando mienten para que les des algo o cuando lo que te cuentas es la cruda realidad.

Uno de los días entre tanta normalidad, me ofrecieron una oferta de trabajo que no pude rechazar, convertirme en actor de cine bengalí por un día. Pasaron a recogernos a Amaia y a mi sobre las nueve de la mañana, nos levaron a un colegio donde se estaba llevando a cabo la gravación. Entramos en un aula a esperar mientras unas chicas gravaban una escena deportiva. Mientras, nos dieron de desayunar, y el agua y el te no faltaron en ningún momento. Después de una larga espera se dispusieron a maquillarnos, a Amaia la peinaron, a mi me dejaron con una cola para que no se notara mucho que llevo el pelo largo. Algo que no entendimos fue que después del maquillaje vino la comida, un bufet libre de verduras, carne, pescado, chutneys y curries, que nos hizo perder todo el pintalabios. Y ahora si llegaba el gran momento, pues fuimos al estudio de gravación, donde pudimos ver como rodaban dos escenas antes de que llegara la nuestra. Salimos en dos escenas, aunque nuestro protagonismo fue limitado, ya que nos contrataron para hacer de extras e hicimos bulto en ambas escenas. Pero la experiencia no tuvo desperdicio alguno, aunque reconocemos que las mil rupias que nos pagron no merecen para nada la pena por las trece horas en las que nos tuvieron ocupados. Eso sí, conocer un estudio de gravación en primera linea no tiene precio, así que si alguno pasa alguna vez por Calcuta y tiene la oportunidad de trabajar en cine bengalí, queda totalmente recomendado.

Mi último día en Calcuta fue un día muy especial, pues la familia de Puja me había invitado, tanto a mi como a mi amiga Maria, como a un nuevo amigo llamado Banjamín, a visitar su aldea, donde vivian antes de que su casa de barro se viniera abajo con las lluvias. La aldea donde vivian es un lugar mágico, escondido entre la jungla, rodeado de charcas de agua y de hectareas y hectareas de campos de cultivo donde pueden abastecerse de todo tipo de frutas, verduras y hortalizas. Los animales corretean libres y la gente vive tranquila y parecen muy muy felices. Tanto niños como adultos, sienteb la timidez de haber visto a muy pocos extrangeros, pero su curiosidad y hospitalidad hacen que en poco rato hagamos buenas migas. Los niños corretean semidesnudos por los barrizales, mientras hombres y mujeres trabajan el campo y alimentan a los animales. Parece un buen lugar para vivir, y es el deseo de Puja y Mohadil, el problema es que tienen que construir su nueva casa y ni tienen fondos para hacerlo, ni tiempo antes de que lleguen los monzones. En la aldea hemos sido muy bien acojidos por el hermano de Mohadil, el cual ha preparado una deliciosa comida a base de arroz, una verdua llamada ladyfingers y pollo con curry. Hemos disfrutado jugando con los niños, visitando los campos de cultivo, provando cada una de las frutas y verduras que hacen crecer. Hemos visto crecer piñas salvajes, bananas, lichis, tomates, judías, calabazas y calabacines, entre otros alimentos cien por cien naturales.

Y ahora si me despido de Calcuta, y no porque no me apetezca estar más tiempo, sino porque he acabdo saturado de información y cambios en mi. Necesito irme fuera, al menos durante un tiempo, para digerir todo lo que Calcuta ha removido dentro de mi. India tiene la capacidad de enseñar mucho, pero llega un momento en que no se puede digerir más desde dentro y uno necesita verlo todo desde fuera para entender. Yo de momento me voy a Delhi, tengo un tren de veintitres horas y muchos negocios que hacer. El verano se acerca y debo buscarme la vida para sobrevivir un año más. Así que... nos vemos en la capital, y allí decido que hago con el mes que me queda.























2 comentarios:

  1. Felicidades por tus dirty thirty!!! :-)

    Espero que vaya todo bien por estos lares.... y que no te afecte la crisis de los 30

    Un besooo!!!

    Agus

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  2. Laura Una de las Cuatro de Madrid7 de mayo de 2013, 6:24

    Carlos! Me ha encantado tu entrada sobre Calcuta!! Ha sido una gran experiencia, aunque breve, en la que he aprendido mucho y tu me has enseñado muchas cosas, como qué significa mi nombre...ejem
    Espero que nos veamos pronto!
    Un abrazo fuerte!

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