martes, 3 de julio de 2012

Bhaktapur

 Hola a todos!


Hoy me encuentro estupendamente, el cansancio ya casi ha desaparecido y cada día oigo mejor. Así que va siendo hora de salir de Kathmandú y hacer una bonita excursión. Mi destino de hoy es Bhaktapur, preciosa ciudad medieval a tan solo 18 kilómetros de la capital nepalí. He oído hablar de este lugar como el más bello de los paisajes del conocido Valle de Kathmandú en boca de todos los viajeros que han pasado por Nepal, así que voy con algo que no me gusta: una idea preconcevida y altas expectativas. Como leí una vez en un libro, las expectativas son las causa de toda decepción, problema o depresión. Así que intento borrar de mi cabeza las alabanzas de los viajeros respecto el lugar. Eso sí, otra advertencia que he recibido es que, al igual que en Durbar Square de Kathmandú intentaron hacerme pagar entrada por visitar la plaza, aquí es exactamente lo mismo, pero con un precio más elevado. Así que vamos a la aventura y nos intentaremos colar.

Al salir del hotel me encuentro con un sofocante día de sol. Desde que llegué a Nepal ha llovido casi cada día, lluvias esporádicas ya que nos encontramos en época premonzónica. El problema de la estación húmeda asiática es que puedes salir a la calle con un sol de escándalo y en pocos minutos encontrarte con la tormenta más aterrorizante que hayas visto jamás. Pero ahora me toca caminar bajo un sol que se clava en la nuca y que dificulta la ligereza al caminar. Así que en vez de complicarme al vida en ir al centro de la ciudad en busca de la estación de autobuses, seleccionar el bus correspondiente y tragarme una hora de incomodísimo viaje hacia Bhaktapur, decido negociar duro con un taxista para que me lleve por un precio módico. Además, por lo que se comenta en la ciudad, el transporte público lleva una semana con parones constantes debido a las huelgas generales que están revolucionando el país. Prefiero no jugármela y negocio un buen precio de ida a mi destino.

Durante el trayecto a Bhaktapur, atravesamos la ciudad por la zona este, donde encontramos alguna manifestaciones. Esta vez parecen pacíficas, o por lo menos nos se lanzan objetos ni se enfrentan, por el momento simplemente protestan y cortan algunas de las principales calles de la ciudad.

Al llegar a Bhaktapur, el taxi me deja en la entrada principal, donde un agente de policía me espera para acompañarme a la taquilla. 1500 rupias (15 euros) es el precio por visitar la plaza central de la ciudad, también llamada Durbar Square. De acuerdo que estamos ante una plaza declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, pero el Taj Mahal es una de las 7 maravillas del mundo y su entrada costaba 2.5 euros menos. Así que ni hablar, no pienso pagar por pasar por la calle donde los locales pueden pasear libremente sin pagar. La calle es de todos. Así que empiezo a callejear por calles y callejones secundarios, que rodean la plaza, y voy probando en todas las entradas hasta que encuentro un callejón que lleva a la plaza sin necesidad de pasar por taquilla alguna. Entro sin que nadie se fije en mí, y puedo disfrutar del complejo de monumentos con total libertad.

La primera sensación al estar dentro fue como haber pasado la puerta de la maquina del tiempo, para llegar a la antigua Asia de las películas, donde todo es de un color marrón rojizo. Espectaculares templos de piedra y madera de inacabables y delicados detalles escultóricos y pictóricos, el gran Palacio Real presidiendo la plaza de Taleju Chowk, imponente ante la campana gigante y decenas de esculturas de las distintas deidades hinduistas repartidas por cada uno de los rincones del lugar. En la actualidad es considerada la plaza más bonita de todo Nepal, pero uno puede imaginarse años atrás, monjes hinduístas y budhistas paseando por la plaza, rezando y haciendo ofrendas de templo en templo. Así que una vez que impregné mi mirada de tanta belleza durante un buen rato, se me ocurrió la idea de retratar la vida actual de la plaza. Decenas de fotografías de los habitantes de Bhaktapur pasando por Durbar Square ya fuese de paseo con amistades y familia, por trabajo, etc... Muchas personas mayores han encontrado en este lugar un remanso de paz para sus interminables charlas y descanso después de una dura vida. Se encuentran por todos los rincones en busca de una sombra y un punto de apoyo donde sentarse a compartir batallitas y buenos momentos con sus compañeros. Os dejo una bonita foto donde los podeis ver conversando, todos ellos con su gorro típico del país, el sombrero nepalí.

Cuando decidí que había ruborizado a suficientes personas con el objetivo de mi cámara de fotos, decidí visitar el casco antiguo de la ciudad. Me hizo gracia lo de casco antiguo, pues en Bhaktapur no hay nada moderno. Si Durbar Square me había parecido un salto atrás en el tiempo, no os podéis imaginar lo que sentí al entrar en el corazón de la ciudad. Como la ruta que me propuso Lonely Planet en Kathandú me dejó satisfecho, me lanzé a hacer lo mismo en esta preciosa ciudad. Callejeando entre estrechísimas calles llenas de vida puramente nepalí, fui capaz de perderme varias veces, pues seguir el mapa en aquel laberinto se hizo algo complicado. Aún así, me dejé llevar por mi curiosidad, adentrandome en los pasajes más oscuros, disfrutando de la arquitectura napalí de antaño y de decenas de esculturas y estupas dispuestas a lo largo y ancho de la ciudad, para facilitar el rezo de cualquier persona en cualquier momento y lugar. Las gentes del centro de Bhaktapur vestían ropas más tradicionales que en la capital, y trabajan en oficios que en occidente nos parecen imposible de ver en el casco antiguo de una ciudad. Personas filtrando el cereal en medio de la la calle, gente sacando agua de pozos por no disponer de canalización de agua potable en la ciudad, transportistas cargando con balanzas chinas para repartir la mercancía entre tiendas y casas de la zona, animales correteando a sus anchas por las calles. Una verdadera maravilla que me hizo soñar en tiempos remotos, en películas dedicadas al Asia del medievo, un lugar en el que hubiera pasado algunos días disfrutando de lo que hemos perdido en la "vieja" Europa.

Y como os comentaba al principio de este post, el tiempo en Nepal época premonzónica es traicionero, y ese sofocante sol que me ha acompañado durante todo el día en mi visita a la ciudad, se retira a media tarde para dejar paso a negros nubarrones que descargaron bajo mis hombros la mayor tormenta que he visto en Nepal hasta el momento. Así que me tocó mojarme de camino a la parada de taxis, pero eso sí, para los amantes de la lluvia como lo soy yo, un paseo por tanta belleza entre agua y relampagos hizo que tanto la llegada al taxi como la llegada a Kathmandú se convirtieran en un precioso viaje que hubiese alargado encantado si mi hotel no hubiera estado a tan solo 18 km. Bhaktapur ha sido lo má bonito que he visto en los dias que llevo en el Valle de Kathmandú, siempre se agradece endulzar la vista de quien anda sin rumbo disfrutando de las grandes y pequeñas cosas de una vida de viajero.







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