¡Hola a todos!
En primer lugar quería disculparme ante vosotros, los
lectores de Mochila Asiática, por haber abandonado el blog sin una despedida.
No tengo excusas, pero la vuelta a casa fue tan.. “extraña”, que no encontré el
momento idóneo para escribir un final. Ya he aprendido que para la próxima vez,
me despido desde el lugar de despedida.
Ahora, a punto de reemprender de nuevo la aventura por
tierras asiáticas, me veo obligado a darle un fin, o mejor dicho un punto y
seguido, a mi primera estancia en oriente. Pero eso sí, voy a hacerlo como
debería haberlo hecho en su día. Así que necesito un poco de colaboración por
vuestra parte, para que esto salga bien. Os pido un poco de imaginación para
que podamos retroceder en el tiempo y transportarnos a aquel mes de mayo en que
la aventura estaba contando la marcha a atrás para la llegada de su fin.
Entonces… ¿todos concentrados? Pues vuelvo a empezar.
¡Hola a todos!
Aquí estoy de nuevo, entre penas y alegrías, pues hoy no voy
a describir un bonito paisaje, ni una aventura con las gentes de Nepal, ni nada
que se parezca a cualquier post escrito hasta hoy. Estoy aquí para disfrutar
recordando, para añorar y para dar la despedida a este increíble viaje que ha
durado 3 meses y 3 semanas. Parece mentira que haya pasado tan y tan rápido el
tiempo, pues aún recuerdo aquel 23 de Enero en que mi mente estaba confusa y mi
cuerpo inseguro. Había dejado mi trabajo, mi familia, mis amigos, mi piso, mis
costumbres… ¡Mi vida! Me lanzaba al vacío, a un país desconocido, misterioso,…
a la “acojonante” India. Cubierto de miedo y mucha incertidumbre subía a un
avión, el vuelo de las ilusiones, del explorador de países desconocidos, el
avión del echar de menos, de extrañar a mi gente nada más poner un pie en él.
Un vuelo que sabía que cambiaría mi vida y mi forma de pensar, cambiaría mi
punto de vista sobre el mundo, pero no sabía en qué dirección iría ese cambio.
Acaba de detener mi vida por completo y subir a ese avión era como volver a
nacer. A partir de entonces, crecería un nuevo Carlos, al que siquiera yo
conocía.
Después de un largo viaje, doy mis primeros pasos en la
tierra sagrada, la India. Mi llegada a Bombay fue como entrar en un mundo de
fantasía, todo es diferente a lo que yo conozco. Entiendo que debo resetear mi
cerebro, olvidarme de lo aprendido, reaprender de nuevo. Paso del frío invernal
de Barcelona al calor tropical de Bombay, los olores son diferentes, las
personas tienen otro aspecto, las vestimentas, y sobretodo… el ajetreado
movimiento de la ciudad. Entre el sonido de cientos de cláxones y entusiasmado
por conocer todas las novedades que mi mente es incapaz de asimilar en ese
momento, tomo el taxi que me lleva a iniciar esta gran aventura a la que comercialmente
llamé Mochila Asiática y a la que personalmente llamo La Aventura de mi Vida.
Y ahora, después de 3 meses y 3 semanas tengo que decir
adiós a Asia. Pero no estoy dispuesto a abandonar para siempre este fascinante
continente, por lo que regreso a España a solucionar unos asuntillos
pendientes, a ver a mi gente, a hacerme de algo de presupuesto para que en
breve (octubre), estar de vuelta para seguir viviendo mi aventura oriental, y
poder contaros cosas sobre los interesantes lugares que visitaré entonces.
Pero esto será pasado el verano, y ahora hay que tocar con
los pies en el suelo, vuelvo a casa. Después de estar 3 meses y 3 semanas
viendo a mi familia y amigos a través de una webcam, nada me apetece más que
poder darles un abrazo en persona, disfrutar de buenos momentos con ellos. Así
que es una alegría poder volver a casa y estar con mi gente.
Por otra parte, siento que es muy pronto para volver. Cuando
uno está en casa y se plantea viajar por largo tiempo, casi 4 meses parecen una
eternidad. Pero ahora, una vez transcurrido ese tiempo, y habiendo estado en
países con una cultura tan profunda y diferente como India y Nepal, 4 meses no
valen para más que empezar a saborear la realidad del país. Cuando llegué a
india, el choque cultural provocó que mi cabeza no entendiera nada de lo que
veía, simplemente me dediqué a curiosear y disfrutar con la exploración. Lo
comparo como un parto hacía la nueva vida, donde la llegada al mundo hace que
la cosa más minúscula e insignificante llame nuestra atención. Yo me sentía
como un niño salido del vientre de mi madre, pues acababa de salir de mi
burbuja occidental. Cuando van pasando los días vas conociendo un poco mas de
la cultura, las diferentes religiones de la India, las variadas formas de vida,
etc.… En ese momento te das cuenta que tienes un nuevo mundo ante tus sentidos,
que nada se rige por las leyes de occidente. Todo un mundo que descubrir en tan
solo 3 meses. ¿Podéis imaginarlo? Ese es el motivo por el cual escribí el post
el día que mi visado de india finalizaba y tenía que cruzar la frontera en
dirección Nepal. Nunca había imaginado estar 3 meses en un mismo país, pensé
que mi culo inquieto no aguantaría “tanto tiempo”. Y me vi abandonando el país
con la miel en los labios, con ganas de seguir explorando, aprendiendo,
profundizando en la cultura, religión, sociedad, historia… Los 3 meses me
habían dado lo justo para oler el extraño pero atractivo olor de la India, y
engancharme a él como la peor de las drogas. Y con esto no quiero decir que no
haya aprendido nada, sino todo lo contrario. Conozco los principales dioses del
hinduismo, sus atributos y algunas de sus historias y anécdotas, conozco
algunos cuentos de la mitología hindú, y he llegado a sentirme medianamente
adaptado con las costumbres del país, o por lo menos, no tan perdido. Conozco
los principales platos de la cocina de India, y sé elegir lo que más me gusta
de un menú. Incluso he aprendido algo de la lengua hindi y empiezo a
comunicarme con ellos en su propio idioma.
Pero la India es un país tan profundo y diferente… Nada más
y nada menos que 5.000 años de historia. Me gustaría profundizar más en su
religión y mitología leyendo libros sagrados como el Gita o los Upanishads,
conocer más sobre su historia pacifista, su ancestral medicina ayurvédica, sus
costumbres, formas de vivir, etc.…
Al llegar a Nepal, vuelta a empezar. Me encuentro con un
país con nuevas costumbres, nueva religión (budismo), nueva cultura, nueva
comida. Otro nuevo mundo por descubrir, pero esta vez solo tengo 3 semanas.
Si podéis poneros por un momento en mi piel entenderéis por
que no es el momento de volver a casa. Pero mis obligaciones occidentales me
obligan a hacer un paréntesis en el camino y decir, no adiós, sino hasta pronto
a ésta mágica aventura de descubrir Asia.
Y antes de despedirme y volver a casa, quiero dedicar mis
última palabras a agradecimientos, pues este increíble viaje se ha hecho mucho
más cómodo, fácil, agradable e interesante gracias a muchas personas que han
formado parte de él.
En primer lugar doy gracias a mi familia, por la tolerancia
y apoyo ofrecidos. Imagino que es difícil para un padre y una madre entender
que un hijo decida dejar todo en su vida para viajara a 12.000 km de distancia
en busca de algo que llaman felicidad. Pero ellos lo han hecho de forma
inmejorable. No solo lo han aceptado mi decisión sino que además he contado con
su apoyo en todo momento. Nunca he encontrado una duda en ellos, ni han sido un
obstáculo para mi, sino todo lo contrario, me han dado fuerza para emprender esta
aventura. Saber que tienes un hombro en el que derrumbarte o una sonrisa con la
que celebrar, pase lo que pase, no tiene precio. Gracias Papa. Gracias Mama.
Pero mi familia no es solo mi padre y mi madre. También
tengo una hermana y un cuñado, que aún teniendo vidas y formas de pensar muy
diferentes , han estado a mi lado en cada momento, se han interesado por mi
aventura y por como estoy, y han seguido cada paso que he dado. Gracias Jose y
Laura.
Gracias también a todos mis amigos, a los que me han comprendido
más, y a los que menos también. Porque un amigo es eso, entiendas o no las
decisiones de tu compañero, sigues ahí a su lado, ofreciéndote para lo que se
te necesite, aun pensando que tu amigo esta cometiendo la mayor locura de su
vida. Gracias a todos los que sabéis y se que estaréis siempre a mi lado,
apoyándome en mi forma de vivir, la compartáis o no.
Gracias también a Dhwani y a la familia Pandya por su
amistad incondicional, por enseñarme una gran parte de las profundidades de la
India, por guiarme en mi camino, por su hospitalidad y afecto, por ser mi gran
apoyo en un país que no es el mío, por no dejar nunca que me sintiera solo en
india. Dhanyabad Pandya family.
Gracias también a Kamal, y a la familia Koirala, por
acogerme en su casa durante mi estancia en Pokhara, por ser tan cariñosos y
hospitalarios conmigo, por no dejar que el día de mi cumpleaños pasara sin una
celebración, por hacerme sentir que tengo una familia en Nepal. Gracias a las
personas que nada tienen y todo lo dan. Dhanyabad Koirala family.
Gracias a todas aquellas personas que se han cruzado en mi
camino, mochileros de todos los países del mundo, que me han dado compañía,
cariño, buenas conversaciones, apoyo en los momentos duros y risas en los
momentos de diversión. ¡Feliz camino mochileros! Espero cruzarme de nuevo con
vosotros en cualquier parte del mundo.
Y para terminar quiero dar gracias a los niños, a los que
quiero dedicar este último post. Sí, sí, a los niños. Porque cuando ya no
puedes más, cuando el cansancio físico y mental pueden con tu estado de animo y
tu buen humor, cuando piensas ¿Qué hago yo aquí?, cuando todo se derrumba.
Siempre hay una inocente sonrisa de un niño dispuesta contagiarse y ha hacerte
sonreír. Porque los niños del mundo, sean de donde sean, pobres o ricos, de
cualquier religión, casta o condición social, tienen un tesoro que nadie les
puede quitar: una sonrisa tan pura que hace levantar hasta la más hundida de
las almas. Y como he dicho al empezar este post, mi vuelo a la India fue como el
parto hacia una nueva vida, en el Sur di mis primeros pasos, y en octubre
volveré a viajar a Asia. Muchos me preguntan… ¿Otra vez? ¿para que? Para seguir
viviendo de mi inocencia, para recuperar mi sonrisa de niño, para volver a
disfrutar de mi niñez.
¡Hasta muy Pronto! Un fuerte abrazo a todos.
PD: Os dejo este enlace a google donde podréis consultar la ruta del viaje completo, para localizar cada post en el mapa. Espero que os guste.
hola Carlos!
ResponderEliminarhoy me he acordado de ti y he pensado a ver si ya se ha ido... veo que aún no pero preparado para volver a Asia ;) Como muchas veces se me ha puesto la piel de gallina al leerte, hay muchas reflexiones en este post que parece que la gente no puede hacer hasta que no sale de ese mundo llamado occidente (el que muchos consideran la parte rica del mundo) y ves la otra parte, esa que muchos califican de pobre... (ingenuos quienes piensen así...) cruzarte con tantas sonrisas al cabo del día y ver que quien menos tiene más te da... simplemente te hace replantear muchas cosas. Antes de que te fueras sabía que este viaje te cambiaría, veo que te ha cambiado y que has aprendido a desaprender... sigue así, creciendo como persona y contando tus experiencias en este blog porque hay mucho que aprender de ti.
Cuidate mucho y un abrazo muy grande dsd NZ!
www.uncambiodeaires.com